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Mostrando entradas de 2018

Santa María, Madre de Dios

             La costumbre establecida por la ley mosaica era que todo varón, a los ocho días de nacido, debía ser circuncidado. Esa era la señal de pertenencia al pueblo de Israel. Legalmente, pasaba a formar parte del pueblo de Dios y se le imponía el nombre.             Entre en nacimiento de Jesús y su circuncisión ocurrieron una serie de eventos que llenaron de alegría, estupor… una serie de emociones mezcladas a la Virgen. Eso no fue obstáculo para que María dejara de vivir su vida de oración. De hecho, el Evangelio que hemos escuchado dice de Ella que “conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Eso se llama discernimiento.             El Santo Padre Francisco nos ha recordado recientemente que el discernimiento es necesario para la vida cristiana ( Gaudete et exsultate nn. 166 – 175). Todo lo que ocurre en nuestra vida, lo bueno y lo malo, las alegrías y las tristezas, las esperanzas y las desilusiones, ha de ser puesto ante la Palabra y la Voluntad de Di

La Sagrada Familia de Nazareth

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            El domingo siguiente a la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Dedica un día para que todos los creyentes tengan presente un aspecto de la vida de Nuestro Señor Jesucristo: formaba parte de una familia.

Mirar a María

Este domingo, el Cuarto de Adviento, es una invitación para dirigir nuestra reflexión sobre la fase final de la historia de la salvación. Toda la historia del Pueblo de Israel está marcada por la promesa del Mesías: desde el relato del pecado original (Gn 3, 15), pasando por la bendición de Jacob a su hijo Judá (Gn 49, 8 - 12), la profecía de Moisés de que aparecería uno como él (Dt 18, 18), la profecía de Natán a David según la cual un hijo de David se sentaría en el trono por siempre (2Sam 7, 13 - 14), las señales precisas de Isaías (Is 7, 14) y Miqueas (Miq 5, 1 - 3): nacería de una virgen y en Belén... todo eso estaba llegando a su cumplimiento en María. La tensión espiritual de María debió ser intensa: en Ella se estaba realizando la plenitud de los tiempos. Llevaba consigo al Autor de la Vida, Cristo Nuestro Dios. No en balde María es llamada el primer Sagrario. La Iglesia teje una gran alabanza de María: Ella concibió a Jesús primero en su corazón antes que e

Las pequeñas corruptelas y distracciones

            Es un fenómeno reconocido el hecho de que las cosas que empiezan muy bien con el paso del tiempo, si no tienen una vigilancia permanente, comienzan a introducirse pequeñas corruptelas que con el paso del tiempo pueden convertirse en grandes desviaciones. Es el caso, por ejemplo, de un restaurant que comienza muy bien o de un colegio que comienza excelente, pero que con el paso del tiempo comienzan a decaer. Todo es producto de la naturaleza humana que tiende siempre a lo más fácil desvirtuando lo que era una acción buena al inicio.             Pero eso no solo ocurre con las pequeñas o grandes empresas que inician los hombres sino también en la vida ordinaria y en la vida espiritual. En la vida de pareja puede entrar el tedio o la falta de comunicación, lo mismo en la educación de los hijos, en el trato con otros familiares o los vecinos. En nuestra vida espiritual pueden entrar también ciertas “corruptelas”. La primera de ellas, sin duda, el descuido en el trato con D

Preparar el camino del Señor

En más de una ocasión, cuando vemos algún problema, nos tomamos unos momentos para organizar en nuestra cabeza cómo vamos a solucionarlo, cuáles serán los pasos que iremos dando para lograr nuestro objetivo. En el caso de hoy, el objetivo ha sido propuesto ya desde hace miles de años, y es un objetivo perenne: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos . La pregunta clave ahora es ¿cómo iniciamos? ¿Cómo comenzamos a preparar el camino del Señor? Y aquí cada quién podrá tener su opinión. No obstante, hay algunas cosas que habrá de tener presente, una en especial: El objetivo es preparar el camino del Señor. Ahora bien, el punto de partida debe ser especificar cuál “señor”. A lo largo de nuestra vida, los intereses y necesidades hacen que perdamos de vista al único Señor. Resulta llamativo el hecho de que, por ejemplo, haya alguna persona que puede hacer el gran sacrificio económico y de tiempo por ir a ver un juego en el estadio y no haga el mínimo esfuerzo por esta

¡Alégrate, llena de gracia!

En el Evangelio de nuestra Misa de hoy (Lc 1, 26-38), el ángel Gabriel saluda a María: ¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo En latín, tiene un alcance mayor esta expresión: gratia plena . La tradición bíblica ha visto, en esta expresión, una declaración de parte de Dios: Ella, María, reside plenamente la misma vida de Dios —la gracia— y, por consiguiente, Dios está con Ella. María es el objeto del amor de Dios. La tradición de la Iglesia es unánime en afirmar, como dogma de fe, que María, en atención a que sería Madre de Dios Hijo, fue liberada de cualquier mancha de pecado original y su alma fue dotada de la plenitud de la gracia desde el primer instante de su concepción. Así fue definido el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX en la Bula Innefabilis Deus . La Iglesia siempre ha creído eso. De hecho, una de las invocaciones marianas más antiguas y extendidas de la fe católica así lo confiesa: ¡Ave María purísima! ¡Sin pecado original concebida! Con la

¡Ven, Señor Jesús!

La Iglesia desde siempre ha anunciado que el Señor vendrá por segunda vez. Forma parte de nuestra, de hecho, en el Credo recitamos: “ y desde allí (de la derecha del Padre) ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos ”. Y esto es un hecho que anunciamos y pedimos con frecuencia: en el Padrenuestro decimos “ venga tu Reino ”. En la Santa Misa, en la aclamación después de la Consagración decimos: “ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús ”. Después del rezo del Padrenuestro en la Misa, el sacerdote se dirige a Dios Padre con estas palabras: “ Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo ”. El tiempo de Adviento es particular: se trata de vivir la primera y la segunda venida del Señor. Es tiempo de preparación para la Navidad esperando la segun

Jesús, el Rey de la Verdad

Es un recurso frecuente en el Evangelio según San Juan el que Jesús pase de la consideración de algo material a las verdades más sublimes. Y hoy, ante la pregunta meramente política de Pilatos ( «¿Eres tú el rey de los judíos?») el Señor Jesús pasa a manifestar en qué consiste su reinado, que no es según los reinos de este mundo y que, de manera misteriosa, está ligada a la verdad (aquella que nos hará libres, Jn. 8, 32) El Reino de Cristo no es de este mundo . El inicio de la actividad pública de Jesús comenzó con el llamado a la conversión porque el Reino de Dios estaba cerca (Mc. 1, 15) y en muchas ocasiones, el Maestro utilizó imágenes para que entendiéramos que el Reino de Dios es muy valioso, que vale la pena entregar todo por él y que en ese Reino cabemos todos (Mt. 13). Es un Reino que está en medio de nosotros (Lc 17, 21) y el Rey es Jesús (Mt 25, 31-32; Jn 18, 37) Para pertenecer a ese Reino, es preciso seguir a Jesús . En el evangelio de nuestra Misa escuchamos: « So

La segunda venida del Señor y el fin del mundo

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La narración de la segunda venida está hecha en el lenguaje propio de los judíos quienes usaban imágenes exageradas para anunciar algo importante. Hoy diríamos que está hecho en términos apocalípticos: el Evangelio de nuestra Misa de hoy es un ejemplo de ello. El Señor habla de una conmoción cósmica universal que anunciará la presencia inmediata de Jesucristo Rey. En sus palabras, Jesús nos invita a considerar que este mundo creado por Dios tendrá un fin, el cual no sabemos cuándo será. No importa cuándo sea, siempre será un encuentro con Cristo: “ Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte ”.             No debemos tener miedo al final de mundo o de nuestra vida. Siempre será un encuentro con el Señor, el justo y misericordioso Juez, ante quien rendiremos cuenta de lo que hemos sido. Lejos de ser un motivo de angustia, es una invitación p

NO al cristianismo residual

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Por razones que no mencionaremos, muchísimos católicos a lo largo del mundo han ido distorsionando el testimonio de la fe. Antes existía un mayor compromiso con Jesucristo al que se le daba un lugar preferencial en la vida. Hoy, para muchísimos católicos, la fe y el testimonio de vida se ha convertido en algo residual. Efectivamente, hay una falla a la hora de transmitir la fe de generación a generación. A las generaciones más jóvenes no se les enseña a vivir la fe con coherencia, donde el Amar a Dios sobre todas las cosas tiene un reflejo en lo cotidiano. Hoy, muchos católicos no dan a Dios el lugar preferencial, porque no han aprendido y vivido que el Señor es lo más importante. Dios se convierte en algo de poco valor y, por lo tanto, alguien a quien le dedicaré tiempo si y solo si no tengo nada más valioso qué hacer. Así las cosas, entonces será más importante que el Señor: una fiesta, un programa de televisión, un encuentro deportivo (fútbol, béisbol, tenis, etc.), un ra

Lo principal

Para comprender mejor el pasaje del Evangelio de nuestra Santa Misa de hoy, es importante que reparemos en algunos detalles. Los escribas eran unos personajes que tenían como oficio el estudio de la ley. Serían, más o menos, como los abogados de hoy. En los tiempos en que vivió el Señor en Israel había distintos pareceres sobre los mandamientos que aparecen en el Antiguo Testamento. Eran 248 mandamientos y 365 prohibiciones (entre ellos se encontraban los Diez Mandamientos). Algunos pensaban que todos eran importantes, otros decían que algunos eran más importantes que otros. El resultado final es que se daban discusiones entre los diferentes maestros de la ley. No era raro, pues, que un escriba se acercara a Jesús, que tenía fama de Maestro, a preguntarle su opinión sobre cuál de los mandamientos es el más importante. La respuesta de Jesús es sencilla y demoledora: Le recuerda una oración que los israelitas rezaban con frecuencia: el Shemá Israel : “ Escucha, Israel: El Señor,

Reflexiones sobre el sacerdocio 2

La condición humana es un requisito fundamental en el sacerdocio. Es un hecho innegable: “ Todo sumo sacerdote es un hombre escogido entre los hombres y está constituido para intervenir en favor de ellos ante Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados ” Es un absurdo la excusa de algunos de decir que no se debe aceptar a los sacerdotes porque son hombres como nosotros. ¡Al contrario! Es precisamente la condición necesaria porque su misión es representar a los hombres y servir a los hombres en las cosas que tienen que ver con Dios. En otras palabras, servir en el culto, en la liturgia. Es precisamente su condición humana la que le permite comprender las alegrías y las tristezas, las preocupaciones y las esperanzas, las virtudes y las debilidades de los hombres: “ puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades ” ¿Por qué confesar los pecados a un hombre? Porque puede comprendernos y porque puede darnos el perdón de Dios.

A ejemplo de Bartimeo

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El pasaje del Evangelio de hoy es muy sencillo, pero rico en enseñanzas para nuestra vida. Abusando un poco de la ocasión, la reflexión de hoy la haremos en modo lectio divina . El Señor Jesús va de Jericó a Jerusalén. Va hacia su destino, a la entrada triunfal en Jerusalén. En los caminos que llevan a Jerusalén era normal encontrarse con personas que sufrían algún tipo de discapacidad. Ellos se sentaban a la vera del camino a pedir limosna. El ciego Bar Timeo, al escuchar el ruido del tumulto, pregunta quién va. Y le dicen: es Jesús. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Bartimeo no tiene miedo en profesar su fe en Cristo. En medio de la turba comienza a gritar a Jesús reconociéndolo como el Mesías. No olvidemos que Israel sabía que el Mesías sería un “hijo de David”. Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.» La gente le pedía que se callara, pero él gritaba

Reflexiones sobre el sacerdocio I

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En estos próximos domingos, la segunda lectura de la Santa Misa nos ofrecerá algunas notas sobre el sacerdocio, tomado de la carta a los Hebreos. En el Antiguo Testamento, Dios instauró en el Pueblo de Israel el sacerdocio ministerial: Había un Sumo Sacerdote, que sería un descendiente de Aarón, una familia sacerdotal y una tribu sacerdotal (la de Leví, de allí el nombre de levitas). El Sumo Sacerdote era el responsable de todo el culto y quien, ante Dios, representaba a todo el pueblo de Israel. El autor de la Carta a los Hebreos da por sentado que el sacerdocio israelita ya no tiene sentido: el Hijo de Dios se hizo hombre y ha sido constituido el Sumo y Eterno Sacerdote. Él nos representa delante de Dios Padre: “ Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo Dios ” (Heb 4, 14). La confianza en Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, debe ser total porque es uno de nosotros. Ha vivido en esta tierra como uno de nosot

La grandeza está en el servicio

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En el Evangelio de nuestra Misa, tomado del Evangelio según San Marcos, hemos escuchado un hecho que casi causa indignación: dos hermanos, Santiago y Juan, ambos Apóstoles, piden a Jesús que cuando se instaure su Reino ellos estén a su lado. Jesús le dice que hay una condición: hay que pasar por muchos sufrimientos (a eso se refiere cuando habla del bautismo que ha de recibir). Ellos dicen que están dispuestos. Jesús le dice después: “ el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado ”. Los demás Apóstoles se indignaron. Por lo visto, la razón de su molestia no estaba en que ellos pidieran un puesto privilegiado, sino que quisieran ponerse por encima de los demás. Y aquí, Jesús muestra por qué lleva el título de Maestro. La grandeza no está en ocupar un puesto de “poder”, sino en servir a los demás: “ Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que q

Las riquezas del espíritu

En una homilía de hace unos cinco años (21.06.2013) el Santo Padre Francisco dijo esta frase: “Nunca he visto un camión de mudanza detrás de un cortejo fúnebre, nunca”. En esa ocasión invitaba a que nos preocupáramos por acumular bienes que valen verdaderamente a los ojos de Dios. Hoy las lecturas nos invitan a reflexionar en ese sentido. En la primera lectura del libro de la Sabiduría (7, 7-11) el autor dice que pidió sabiduría y le fue concedida. Ese espíritu de sabiduría le era mas valiosa que todas las riquezas y que la prefiere a ellas. Ahora bien, esa sabiduría no consiste en la acumulación de todas las ciencias, historia y filosofía. Se refiere a otra cosa: al gusto por las cosas de Dios, la capacidad de discernir lo mejor que debo hacer y a distinguir lo bueno de lo malo (1Re 3, 9). Esa sabiduría no se puede alcanzar sin el trato con el Señor en la oración y sin encontrarse con Él en la Palabra. Los cristianos católicos hemos de redescubrir la fuente de sabiduría y espi

El matrimonio no es una cuestión de opinión

Una de las críticas que los políticos y los opinadores de oficio han hecho a la Iglesia Católica en los últimos años es su oposición al divorcio. Opinan y exigen estos políticos que la Iglesia debería adecuarse a los tiempos y cambiar de posición. Olvidan estos políticos ignorantes que la Iglesia no debe su acción a las opiniones de los hombres, sino a la fidelidad a la palabra de Jesucristo. En el Evangelio de hoy hemos escuchado lo que ha sido la Voluntad de Dios desde el inicio: “ desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola cosa. De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre ”. Sin duda alguna, la institución matrimonial hoy sufre fieros ataques y desde muchos ámbitos. Los medios de comunicación quieren transmitir un modelo de vida que dificulta la vida matrimonial al promover la infidelidad y la mentalidad

La diversidad de testimonios en la Iglesia

En las lecturas de hoy encontramos dos situaciones muy similares. Josué le pide a Moisés que prohíba a Eldad y Medad que profeticen, y Juan dice a Jesús que prohibieron a una persona expulsar demonios en nombre del Señor. En ambos casos, la respuesta fue un “no” razonado. Moisés invita a Josué a purificar las intenciones: No se va a poner celoso, antes bien, expresa el deseo de “ ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta y descendiera sobre todos ellos el espíritu del Señor ”. Jesús le dice a Juan: “ No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí ”. Todos estamos llamados a dar nuestro testimonio como creyentes. Ahora, no todos estamos llamados a hacerlo del mismo modo. En la Iglesia, el Espíritu Santo ha suscitado diversidad de modos, no solo como sacerdote o religioso, sino en una multiplicidad de caminos de espiritualidad. El Santo Padre nos ha recordado en la Evangelii Gaudium que debemos decir “no” a l

La Lógica humana y la lógica del creyente en Cristo

Una de las cosas que más preocupa a la mayoría de los creyentes es el que “los demás” puedan decir algo de él, que destroce su fama y haga infructífero el testimonio de vida que procura en cada momento de su vida. Esa preocupación es inútil, porque “los demás” siempre tendrán algo que decir de los creyentes pues, precisamente, el testimonio de vida resulta incómodo para “los demás”. En la primera lectura, del libro de la Sabiduría, hemos escuchado la lógica de los hombres: “ Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada» ”. El pasaje quiere poner en resalto el hecho de que los impíos (“los demás”) saben que su conducta es mala, es pecaminosa. Pero el orgullo y la soberbia ciegan de tal modo el corazón que, en lugar de enmendarse, quieren eliminar todo lo que les recuerde su mal comportamiento. Esa misma lógica humana la escuchamos en el Evangelio. El Se