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Mostrando las entradas etiquetadas como pobreza

La avaricia, una forma de idolatría

 Las lecturas de este domingo nos invitan a evaluar nuestra relación con los bienes materiales. Ellos son necesarios, pero jamás deben suponer un obstáculo para que podamos amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. En la primera lectura (Qo 1, 2; 2, 21-23) escuchamos una reflexión sapiencial. Desde un punto de vista meramente humano, ¿qué sentido tiene desvivirse para acumular riquezas y bienes que después no vamos a disfrutar, sino que al final lo tendrán otros? El mismo autor expone un hecho que pasa a muchos humanos: se desviven, se fatigan y se olvidan hasta de sí mismos, de sus familias y de quienes le quieren solo por el hecho de acumular dinero o de derrocharlo. San Pablo hace mención de una realidad innegable: la avaricia es una forma de idolatría. Ya muchos filósofos han establecido que el sentimiento religioso ni se crea ni se destruye, solo se transforma. De esta manera, quien no reconoce y adora al Dios vivo y verdadero, lo sustituirá por ot...

"Murió el rico y lo enterraron"

Los dos personajes de la narración representan dos situaciones diametralmente opuestas: la situación acomodada del rico y la incómoda situación del pobre. El rico aparece aquí como un hombre cuyo ideal consiste en disfrutar de todo sin tener en cuenta a nadie. Lázaro es el pobre a quien el rico ha olvidado, pero de quien Dios sí se acuerda. Lo que ciertamente no recibía Lázaro era la menor prueba de un amor humano. Lo que el rico le negaba al pobre Lázaro se lo concedían, a su manera, aquellos perros que venían a lamerle las llagas. Abraham no atiende la súplica del rico y le hace ver que la diferencia entre su estado y el de Lázaro es una exigencia de la divina justicia. Tampoco serviría enviar un mensaje a sus parientes para advertirles del peligro que corrían, pues el que no escucha a los profetas, tampoco escucha, aunque le hable un muerto resucitado. Muchos vieron los milagros de Jesús y, sin embargo, no creyeron en él. No debemos reducir la enseñanza de esta narración ejemplar a ...

Lo material tiene una importancia relativa

Las lecturas de este domingo nos invitan a considerar un aspecto importante de nuestra vida. Las cosas materiales tienen una importancia relativa: son necesarios, pero de ninguna manera son lo más importante. En la primera lectura, el profeta Amós (8, 4-7) hace una denuncia dura y mordaz contra aquellas personas que tienen como objetivo en su vida obtener el mayor provecho económico incluso aprovechándose de la necesidad del prójimo. Como podemos apreciar, la humanidad no ha cambiado mucho. De igual manera, escuchamos en el Evangelio como el Maestro quiere ponernos en alerta de que no es compatible la búsqueda incontrolada de dinero con servir al Señor con todo el corazón. De hecho, el Señor expresa el aforismo " nadie puede servir a dos señores. nadie puede servir a Dios y al dinero " (Lc 16, 13). No cabe la menor duda de que los bienes materiales, también el dinero, son necesarios para la vida de cada hombre. Nuestra condición humana es también material y por ello nec...

La verdadera felicidad

La felicidad es uno de los grandes temas personales, casi un común denominador de la historia de todos los hombres. Todos, absolutamente todos, buscan ser felices. No hay excepciones. Ahora bien, la diferencia entre las personas se encuentra en lo que cada uno cree que es la felicidad. Para muchos la felicidad se encuentra en el dinero, para otros en el fiesta y en el desorden, para otros en la vida fácil, otros piensan que en la política, otros en el sexo, otros en el alcohol. En la Sagrada Escritura el mensaje es claro: sólo en Dios se logra la verdadera y plena felicidad. Decía un filósofo que la felicidad es la alegría del alma por la posesión del bien. Es cierto que cada ser humano es feliz en la medida en que va obteniendo una serie de bienes que van satisfaciendo paulatinamente sus necesidades. El punto es, y si quieres piénsalo bien, que cuando obtenemos el bien que necesitamos o deseamos, una vez obtenido, es cierto, nos sentimos felices, pero después esa felicidad ...

Las riquezas del espíritu

En una homilía de hace unos cinco años (21.06.2013) el Santo Padre Francisco dijo esta frase: “Nunca he visto un camión de mudanza detrás de un cortejo fúnebre, nunca”. En esa ocasión invitaba a que nos preocupáramos por acumular bienes que valen verdaderamente a los ojos de Dios. Hoy las lecturas nos invitan a reflexionar en ese sentido. En la primera lectura del libro de la Sabiduría (7, 7-11) el autor dice que pidió sabiduría y le fue concedida. Ese espíritu de sabiduría le era mas valiosa que todas las riquezas y que la prefiere a ellas. Ahora bien, esa sabiduría no consiste en la acumulación de todas las ciencias, historia y filosofía. Se refiere a otra cosa: al gusto por las cosas de Dios, la capacidad de discernir lo mejor que debo hacer y a distinguir lo bueno de lo malo (1Re 3, 9). Esa sabiduría no se puede alcanzar sin el trato con el Señor en la oración y sin encontrarse con Él en la Palabra. Los cristianos católicos hemos de redescubrir la fuente de sabiduría y espi...

Iniciativa y desprendimiento

a) Sin miedo, somos hijos de la luz Después de relatar la parábola del administrador injusto, el Señor deja una reflexión: los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz . Y esto es un aviso para los creyentes en Cristo Jesús de todos los tiempos. Hoy, los cristianos se han vuelto muy timoratos. Hemos callado ante el mal y nos da miedo anunciar a Jesucristo. Hemos olvidado que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo están con nosotros. Se ponen mil “peros” para las iniciativas y siempre hay cosas más importantes que las cosas que tienen que ver con el Señor. Entonces, dejamos espacio para que el enemigo malo extienda su acción. Debemos sacudirnos los miedos y las excusas. Pongamos en acción las facultades que el Señor nos ha dado para que el bien y el Evangelio lleguen a los corazones de todos. ¡Somos hijos de la luz! ...

Andar por la vida llevando un morral de piedras

a) Los bienes materiales no son malos. Algo que debería tener muy en claro cualquier cristiano es que los bienes materiales no son malos. De hecho, se llaman “bienes”. Nuestra condición material hace que necesitemos de ellos: sin ellos no podemos vivir. Cuando alguien carece de ellos es un mal que cada uno de nosotros está llamado a remediar, como nos enseña Jesús en el capítulo 25 de San Mateo. b) La actitud hacia ellos marca la diferencia Un cuchillo afilado es una herramienta maravillosa en manos de un cocinero y un arma perniciosa en manos de un criminal. El cuchillo no es bueno ni malo, la maldad o la bondad radica en el ser humano. Es la actitud del ser humano lo que marca la diferencia. Todos necesitamos bienes materiales (desde un techo que nos cobije hasta alimento para comer) pero es nuestra actitud hacia ellos lo que establece si somos malos (avaros, codiciosos, caprichosos o viciosos) o si somos buenos (desprendidos, generosos, solidarios o modestos...

Feliz Navidad

Éste era el saludo normal en esta época. Un saludo cargado de mucho sentido cristiano. Y digo “era” porque poco a poco se ha ido vaciando de sentido para transformarse en un vocablo carente de significado. Un cumpleaños donde nadie regala algo al cumpleañero. Piensan en la fiesta pero no saben por qué hacen la fiesta. Y van más allá de la fiesta: embriagarse, comer, gastar dinero en impresionar a gente que no nos interesa solo por el hecho de decir que se “está estrenando”. Como Marta, la mayoría de la gente se desvive por los detalles: no quieren que los demás hablen de ellos, además sin saber siquiera por qué lo hacen. Como Marta se olvidan de escuchar al Señor que, con mucho, es lo más importante. Un buen número de personas quieren escuchar música a todo volumen (sin importar si a alguien le fastidia o no, les da igual) solo para no escuchar la voz de su propia conciencia que le reclama que se ha peleado por una tontería con Fulano, porque ha ofendido a Mengano y no ...

Para pensar en estos días...

¿Qué celebramos en Navidad? Si nos dejamos guiar por los criterios del mundo, podríamos decir que se trata de una fiesta medio carnavalesca, que enfatiza el consumismo, la diversión mundana y el materialismo. Nada tan contrario a lo que es verdaderamente el sentido de lo que celebramos en Navidad. Es curioso, cómo una fiesta de auténtico sabor cristiano ha sido trastocada. Es todo lo contrario de lo que el mundo propone. Nosotros celebramos, de verdad, en Navidad la llegada del Dios que se hizo hombre: sin lujos ni comilonas, sin borracheras ni consumismo… Todo lo contrario, pues Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, nació en Belén, de María, en la más extrema de las pobrezas, que, por otra parte brindó la mayor de las riquezas de la humanidad con la salvación.

Confianza en la adversidad

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Las lecturas de la Santa Misa de hoy son un llamado de atención a una tentación constante que sufrimos los discípulos de Cristo, especialmente en estos tiempos difíciles. Las cosas materiales son necesarias, pero podemos dejarnos llevar por criterios poco cristianos.

BUSQUEN LOS BIENES DE ARRIBA, DONDE ESTÁ CRISTO

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Desde siempre ha habido un debate –por lo demás, estéril– sobre los bienes materiales y la pobreza en el seguimiento a Cristo. Hoy el Señor en el Evangelio nos enseña la justa solución.