La Sagrada Familia de Nazareth


            El domingo siguiente a la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Dedica un día para que todos los creyentes tengan presente un aspecto de la vida de Nuestro Señor Jesucristo: formaba parte de una familia.




            Hay un punto común para todos los creyentes: es el modelo de familia sobre la tierra. Ahora, los creyentes difieren en el modo en que vivía la Sagrada Familia. Para la mayoría, era la familia más pacífica y tranquila. Ahora, contemplando los textos bíblicos, esa familia tiene algunas cosas en común con muchas de las familias de hoy:

a) José y María se amaban mucho. De eso no cabe duda.

b) Ambos recibieron la noticia de un embarazo no esperado: un ángel le dice a María que va a ser la madre del Mesías (Lc 1, 26-38), y otro angelito le dice a José que María no le ha sido infiel, sino que Ella fue elegida como madre de Dios (Mt 1, 18-21).

c) Recibieron la ayuda de otros (los Magos) para comenzar el nuevo proyecto de vida (Mt 2, 11)

d) Vivieron las amenazas de seres inescrupulosos (Herodes y compañía) que amenazaban su integridad y la del Niño Jesús (Mt 2, 16)

e) Fueron emigrantes. Marcharon a Egipto en busca de una mejor vida para ellos y para el Niño Jesús. (Mt 2, 13-14)

f) Cuando las circunstancias cambiaron volvieron a su tierra (¡Quiera Dios que los venezolanos podamos regresar pronto a nuestra casa!) (Mt 2, 19-23)

g) Tuvieron que trabajar duro para mantenerse. Cuando Jesús tuvo edad, aprendió un oficio y trabajó igualmente (Mc 6, 4).

h) El Niño Jesús también era travieso: a los 12 años se quedó en Jerusalén a escondidas de sus padres (Lc 2, 41-52)

            El verdadero secreto de la Sagrada Familia de Nazaret es el siguiente: Dios vivía en medio de esa familia. No solo por el hecho de que el Niño Jesús es Dios y Hombre verdadero, sino porque José era un hombre virtuoso y santo (Mt 1, 19) y María era una mujer que tenía un frecuente trato con Dios y meditaba con frecuencia (Lc 2, 19.51; Hech 1, 14).

            La familia perfecta no existe. Toda familia tiene defectos, pero está el mensaje de Cristo Jesús que nos ayuda a vivir, enseñar, corregir, perdonar… Así cada familia será reflejo de la Sagrada Familia.

            ¡Jesús bendiga cada familia de la tierra!

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