La esperanza que nace de la fe
Las lecturas de nuestra Santa Misa de este domingo nos invitan a considerar la esperanza cristiana. Esta esperanza no es como la humana que es un deseo muy fuerte de que ocurra algo extraordinario. La esperanza cristiana es la certeza de lo que Dios nos ha dicho y prometido. En la primera lectura, del libro de la Sabiduría (18, 6-9), el autor teje una alabanza de sus antepasados: Dios les había concedido al Pueblo de Israel ver el cumplimiento de algunas cosas para que el mismo Pueblo reconociera “la firmeza de las promesas en que habían creído”. Es Dios mismo quien había hablado y su Palabra no falla. La segunda lectura de la carta a los Hebreos (11, 1-2. 8-19) ensalza la fe de los patriarcas que tenían una fe tal que estaban dispuestos a hacer la voluntad de Dios, por muy absurda que pudiera parecer a los ojos humanos. De hecho, ellos estaban seguros de lo que esperaban, porque esa esperanza nace de la fe: Dios les había dicho y ellos estaban ciertos en esas promesas. Porque cre...