¡Ven, Señor Jesús!


La Iglesia desde siempre ha anunciado que el Señor vendrá por segunda vez. Forma parte de nuestra, de hecho, en el Credo recitamos: “y desde allí (de la derecha del Padre) ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”.

Y esto es un hecho que anunciamos y pedimos con frecuencia: en el Padrenuestro decimos “venga tu Reino”. En la Santa Misa, en la aclamación después de la Consagración decimos: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús”. Después del rezo del Padrenuestro en la Misa, el sacerdote se dirige a Dios Padre con estas palabras: “Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo”.

El tiempo de Adviento es particular: se trata de vivir la primera y la segunda venida del Señor. Es tiempo de preparación para la Navidad esperando la segunda y definitiva venida del Señor. Este domingo escuchamos en la primera lectura la profecía del nacimiento del Mesías, descendiente de David (Jer 33,14-16); en la segunda lectura, San Pablo nos invita a que vivamos con corrección para que nos presentemos “ante Dios, nuestro Padre, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos”(1Ts 3, 13). En el Evangelio, escuchamos al Señor anunciar su segunda venida en lenguaje apocalíptico (Lc 21, 25-36), en los próximos domingos aparecerá la figura de San Juan Bautista, quien anuncia la presencia próxima del Señor, invitando a poner en orden la vida, y el último domingo, la presencia hermosa de María, la Virgen Madre.

En cualquier caso, es una invitación más que nos hace la Iglesia para que pongamos orden en nuestra vida, y dejemos de lado las cosas que puedan distraernos de Cristo: “Por lo demás, hermanos os rogamos y os exhortamos en el Señor Jesús: ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguir adelante. Pues ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.”.

Este tiempo de Adviento es un tiempo para un examen de conciencia: ¿Hay algo que me distrae del seguimiento de Cristo?

Este tiempo de Adviento es un tiempo para que preparemos el Nacimiento de Cristo en el corazón: ¿Algo impide que nazca Jesús en mi corazón?

No dejes que el materialismo y el consumismo te distraigan en estos días.
Que resuenen en tu cabeza y en tu corazón las palabras de Zacarías, el papá de Juan Bautista: “Por la entrañable misericordia de Nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo Alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1, 78 – 79)

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