El mal en el mundo no es obra de Dios
Las lecturas de hoy nos dan la respuesta a una de las interrogantes que los ateos, agnósticos y detractores de Dios se han hecho con el ánimo de cuestionar su omnipotencia o su bondad. Si Dios es bueno y todopoderoso, ¿por qué hay tanto mal en el mundo? Para poner las cosas en su justa medida, el punto de partida es éste: Dios nos hizo libres para que pudiéramos autodeterminarnos a la búsqueda del bien. El que nosotros podamos libremente hacer algo bueno es lo que hace que esa acción sea meritoria. Tiene mérito porque yo he decidido libremente hacer el bien. Evidentemente, los humanos podemos hacer mal uso de nuestra libertad. Erróneamente podemos realizar malas acciones creyendo que hacemos bien. Y es en este escenario donde se halla la distorsión: las malas acciones de cada uno siempre tienen una repercusión social, en mayor o en menor medida. En la primera lectura de nuestra Misa de hoy, escuchamos cómo una serie de personas decide acechar al justo porque les hace ver su mal comport...