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Mostrando las entradas etiquetadas como Intercesión

También nosotros podemos hacerlo...

 Este domingo, en la lectura del Evangelio (Jn 2, 1-11) escuchamos el pasaje de las Bodas de Caná, en el que el Señor Jesús, a petición de su Madre, realiza el primer milagro, aunque el momento de dar su testimonio público no había llegado. La riqueza del pasaje se acrecienta cuando reparamos en los detalles. Se trata de una celebración nupcial a la que habían sido invitados María y José, con lo cual eran personas cercanas a ellos. Las fiestas de bodas, en la época en que el Señor peregrinó en medio de los hombres, tenía una importancia social. Se trataba de dar un testimonio público del amor de los esposos, de su alianza, y de compartir la alegría con sus parientes y allegados. Las fiestas de las familias pudientes podían durar un par de días, las de los que tenían menos recursos eran mucho más sobrias. Y, el caso de unas familias de modestos recursos que improvisamente se vieran superados en las estimaciones de las personas invitadas, significaba pasar un momento desagradable, qu...

La oración de intercesión

En las lecturas de la Santa Misa de hoy escuchamos una de las prácticas que siempre ha existido en nuestra fe y que, en la vivencia de los creyentes, está siendo olvidada. Se trata de la oración de súplica o de intercesión. La oración de intercesión es la petición que elevamos ante Dios en favor de otro (Catecismo de la Iglesia Católica 2635).  En la primera lectura, del libro del Génesis (18, 20-32), escuchamos el pasaje donde Abraham intercede ante Dios por una ciudad que sería destruida por la forma inmoral de vivir que existía en ella. Es, sin duda alguna, el mejor ejemplo de lo que significa la oración de intercesión: Abraham eleva continuamente la súplica al Señor para obtener su favor. En el Evangelio de hoy (Lc 11, 1-13) escuchamos el pasaje donde el Señor Jesús, después de enseñarnos la oración del Padre Nuestro, nos propone la parábola del amigo inoportuno. Termina diciendo el Maestro: “ Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser...

Orar con insistencia, fieles a la Palabra

Las lecturas del Evangelio de este domingo giran en torno a dos argumentos. El primero, sobre la necesidad de orar siempre y con insistencia (Lc 18, 1) y el segundo, sobre la familiaridad del creyente con la Palabra (2 Tim 3, 16-17). -- En el Evangelio de nuestra Misa (Lc 18, 1-8), escuchamos la parábola de la mujer que reclama al juez injusto. El Señor pone ese ejemplo para enseñar a sus discípulos de la necesidad de orar siempre y con insistencia. Es una enseñanza diáfana de Jesús: orar siempre, orar con insistencia . -- Orar es tratar con el Señor: hablar con Él, llorar con Él, pelear con Él. Pedirle, rogar el perdón, mostrar nuestro arrepentimiento, alabar y bendecir su nombre, discernir las situaciones de nuestra vida… ¡Y debemos hacerlo siempre! -- Los creyentes de los últimos tiempos han ido dividiéndose en aquellos que hacen un esfuerzo por dedicar un tiempo diario para orar, y en otros, infortunadamente la mayoría, que postergan la oración para contados momentos de la vi...

Pedir e interceder con confianza y humildad

La oración nuestra puede tener múltiples objetos: alabar, dar gracias, pedir perdón… pero sin duda, la inmensa mayoría de las ocasiones en las que nos dirigimos a Dios es pidiendo algo o por alguien. Cuando se pide por alguien o por alguna situación, ese modo de orar se llama “oración de intercesión”. Pedir por los otros ha sido siempre una de las fuentes de la espiritualidad del cristiano. De hecho, el mismo sacrificio de Cristo en la cruz, es un sacrificio de intercesión: dio su vida por nosotros. En el Padre Nuestro, oración que escuchamos en labios del Señor este domingo, es también una oración de intercesión: cada quien intercede por los demás que rezan esa misma oración, pidiendo que nos dé el pan de cada día, perdone nuestros pecados y nos libre de la tentación. Otro modelo de oración es la de petición: nos dirigimos al Señor pidiendo algo a favor propio. Y quede claro que no es egoísmo, sino que es la actitud más normal que tiene un hijo con su padre. Sea uno u ot...

Solemnidad de San Pedro y San Pablo

APRENDER DE PEDRO… Hoy nos unimos a toda la Iglesia para la celebración de la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Ambos son columnas de la Iglesia.  Hoy distraeré tu atención sobre Pedro. Es un personaje interesante porque es un ejemplo cercano de la vida ordinaria del creyente.  Pedro era un hombre normal. Sabemos que era trabajador, pescador, estaba casado. Era un hombre extremadamente pasional. Era un hombre con debilidades. También era un hombre que amaba a Jesús. En todo eso se parece a nosotros. Nada de lo que acabamos de describir le resultó un obstáculo para seguir a Cristo, para dar testimonio de Cristo Jesús, y para ser santo. Sus tiempos eran mucho más duros que los nuestros y, a pesar de todo eso, fue capaz de mantenerse firme. San Pedro hizo algo que debemos hacer: profesar personalmente la fe en Jesucristo. En el Evangelio escuchamos que el Señor hace la pregunta: ¿Ustedes quien dicen que soy yo? Pedro se hace adelante y da su r...

La Ascensión del Señor: ¡Vengan conmigo!

Lo decimos en el Credo: Subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre. Y eso tiene un gran significado para nosotros. En el prefacio de la Misa de este domingo escuchamos: Porque el Señor Jesús, rey de la gloria, triunfador del pecado y de la muerte, ante la admiración de los ángeles, ascendió hoy a lo más alto de los cielos, como mediador entre Dios y los hombres, juez del mundo y Señor de los espíritus celestiales. No se fue para alejarse de nuestra pequeñez, sino para que pusiéramos nuestra esperanza en llegar, como miembros suyos, a donde Él, nuestra cabeza y principio, nos ha precedido.             Y no es cosa de poca importancia. Al contrario. Ya lo escuchamos en la Carta a los Hebreos: “ Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza, construido por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nos...

Interceder y pedir con confianza

La oración nuestra puede tener múltiples objetos: alabar, dar gracias, pedir perdón… pero sin duda, la inmensa mayoría de las ocasiones en las que nos dirigimos a Dios es pidiendo algo o por alguien. Cuando se pide por alguien o por alguna situación, ese modo de orar se llama “oración de intercesión”. Pedir por los otros ha sido siempre una de las fuentes de la espiritualidad del cristiano. De hecho, el mismo sacrificio de Cristo en la cruz, es un sacrificio de intercesión: dio su vida por nosotros. En el Padre Nuestro, oración que escuchamos en labios del Señor este domingo, es también una oración de intercesión: cada quien intercede por los demás que rezan esa misma oración, pidiendo que nos dé el pan de cada día, perdone nuestros pecados y nos libre de la tentación. Otro modelo de oración es la de petición: nos dirigimos al Señor pidiendo algo a favor propio. Y quede claro que no es egoísmo, sino que es la actitud más normal que tiene un hijo con su padre. Sea uno u...

Una manera de amar: interceder

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             Habrá que repetirlo cuantas veces sea necesario: amar no es un sentimiento, ni atracción sexual, ni relaciones sexuales. Amar es la decisión firme de la voluntad de procurar el mayor bien por otra persona.             El bien que se busca para la otra persona no necesariamente tiene que salir de las propias manos. No sabemos ni podemos hacer todo: en muchísimas ocasiones tendremos que recurrir a otros. Y eso no disminuye en nada el amor. Pensemos un momento en papá y mamá que están en casa, y se percatan que el hijo no se siente bien: si ellos no saben qué tiene el niño y cómo actuar, no lo amarán menos porque lo lleven al médico.             A lo largo de nuestra vida encontraremos situaciones en las que nuestros familiares y amigos se encuentran en un momento difícil. Debemos ser conscientes d...