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Hay lugar para todos

 Hace poco en la Jornada Mundial de la Juventud, en Lisboa, el Papa dijo e hizo repetir a los jóvenes allí reunidos que en la Iglesia hay lugar para todos. Eso siempre ha sido verdad y nadie puede decir lo contrario. Desde los inicios de la vida de la Iglesia se hizo manifiesta la certeza de que el llamado de Dios a la salvación estaba dirigido a todos. Ya no se hacía distinción entre los que habían sido circuncidados y los que proveían de otras naciones. En el primer Concilio de la Iglesia, los Apóstoles declararon que Dios no hizo ninguna diferencia entre judíos y no judíos, puesto que el corazón se purifica por la fe y la salvación de Jesucristo es también para ellos (Hech 15, 7 – 11). Es importante reconocer que desde hace bastante tiempo se ha introducido en realidad de la Iglesia y en la mentalidad de los creyentes un concepto equivocado de la misión de la Iglesia en el mundo. No es difícil reconocer que muchísimas personas creen que para asistir a una actividad religiosa hay...

Las "divisiones" que genera el Señor Jesús

En el Evangelio de nuestra Misa (Lc 12, 49–53) hemos escuchado unas palabras de tono fuerte y que parecen contradictorias del modo de ser de Jesús. Nos vemos obligados a escudriñar el alcance y significado de las palabras del Señor.  “ He venido a prender fuego a la tierra ¡Y cuánto deseo que ya esté ardiendo!” (Lc 12, 49) ¿Qué quiere decir el Señor con fuego ? La tradición bíblica de la Iglesia interpreta esta palabra en dos sentidos: el primero, purificación, y el segundo, el Santo Espíritu de Dios. Ciertamente, Jesús y su palabra quieren poner a prueba todo. Cuando alguien decide seguir a Jesús tiene que poner a prueba todos los elementos de su vida a ver si coinciden con lo que el Maestro nos enseña. Hemos de quedarnos con lo bueno, todo lo demás, hemos de desecharlo: malas palabras, actitudes, malos comportamientos, comentarios, críticas. Así como el fuego se usa para purificar los metales, lo mismo debemos hacer con la Palabra: purificar nuestra vida. También e...

No dejemos envenenar el corazón

En la lectura de la pasión de la Santa Misa de hoy encontramos múltiples personajes, pero, quiero detenerme en la consideración de tres de ellos. Todos ellos muestran no tener criterio propio y orientan su vida por otros criterios, diferentes del mensaje de Cristo Jesús. Lamentablemente, la actitud de estos personajes sigue presente en la vida actual. El consejo de ancianos o Sanedrín . Nuestro Señor Jesucristo fue particularmente duro con ellos porque, teniendo la responsabilidad de guiar por el buen camino al Pueblo de Dios, no lo hicieron. Con sus palabras y sus conductas desviaron a las gentes de la práctica de la verdadera fe. Sus decisiones estaban basadas en otros criterios –principalmente el político- y no en la voluntad de Dios. Ellos no aceptaron las observaciones que hacía Nuestro Señor Jesús y dejaron que el corazón se le llenara de odio, de envidia, de venganza. La consecuencia de sus acciones no se hizo esperar: amañaron un proceso y mintieron al Procurador para ...

La primacía del corazón

            En la Sagrada Escritura, el término “corazón” tiene un significado especial: la fuente de los afectos, sentimientos, valores, intereses, motivaciones. En nuestro lenguaje usual, también usamos el termino “corazón” en ese mismo sentido cuando queremos a una persona que tiene buenas intenciones o malas intenciones. Así nos referimos a ellas como personas de buen corazón o de mal corazón.             Hoy las lecturas de la Santa Misa nos invitan a considerar (muy oportunamente considerando la cercanía de la Cuaresma) la primacía del corazón en el trato con Dios y con los demás. No son las palabras lo que define a un sujeto, es lo que hace realmente. Y hay una correlación entre lo que hace y lo que tiene en el corazón.             Una persona que tiene malas intenciones y sentimientos no puede actuar bien: y ...

La envidia, cosa mala...

El Evangelio de la Misa de hoy tiene como mensaje principal la generosidad de Dios, que va más allá de la propia justicia. No obstante, esta parábola tiene muchos detalles sobre los cuales podríamos hacer una reflexión. Cuando los trabajadores reclaman al patrón el por qué los que habían trabajado menos habían recibido lo mismo que ellos, el patrón les responde: ‘ Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’ .   Una de las cosas que ve el patrón en sus trabajadores es la envidia. Y sobre este punto quisiera dejarte algunas consideraciones. La envidia es la tristeza, pesar y resentimiento por la felicidad, la prosperidad y el bien del prójimo. No olvidemos que la envidia es uno de los pecados capitales, es decir, que es fuente y origen de otros pecados...

Purificación interior

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El pasaje del Evangelio de hoy posee una dificultad para su comprensión. Sin embargo, se pueden encontrar en él algunos elementos para nuestra vida espiritual.

Jesús nos purifica

“ Vosotros que estáis limpios gracias a la palabra que os he anunciado ”, dirá a los discípulos en el discurso sobre la vid (Jn 15, 3). Nos lava siempre con su palabra. Sí, las palabras de Jesús, si las acogemos con una actitud de meditación, de oración y de fe, desarrollan en nosotros su fuerza purificadora.