Hijo de David
Es triste, pero
hoy son pocos los cristianos que conocen verdaderamente quién es Nuestro Señor.
En estos días de Misas de Aguinaldo, la Iglesia ha ido presentando los diversos
títulos: Hijo de Abraham, León de Judá,
Rey de justicia y de paz, renuevo del tronco de Jesé. Emmanuel. Hoy las
lecturas nos proponen el título de Hijo de David.
La persona de
Nuestro Señor Jesucristo está adornada con una rica tradición bíblica. Dios, a
lo largo de la historia de Israel, prometió un Salvador y con paso de tiempo
fue dando “pistas” para que reconocieran al Mesías prometido cuando Éste
irrumpiera en la historia. Una de estas “pistas” la encontramos en la primera
lectura de la Misa de hoy.
David, una vez
consolidado su reino, se percata de que él vive en un palacio y el Arca de la
Alianza –donde descansaba el Espíritu de Dios–estaba aún en la tienda de
reunión hecha desde la época de la peregrinación en el desierto. David quiere
construir un templo y el profeta le dice que sí. Esa misma noche, Dios le hace
saber al profeta que no será David sino un hijo suyo, pero el mensaje va más
allá: “Y a ti, David, te haré descansar
de todos tus enemigos. Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una
dinastía; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus
padres, engrandeceré a tu hijo, sangre
de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para
mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono
será estable eternamente”.
Hoy en el
Evangelio, el ángel Gabriel anuncia a María que sería Madre y su Hijo: “será grande y será llamado Hijo del
Altísimo; el Señor Dios le dará el trono
de David, su padre, y Él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su
reinado no tendrá fin”.
Jesús –Dios que
salva– es el heredero de todas las promesas que el Padre había hecho a Israel.
El Pueblo nunca se imaginó que la promesa tuviera un cumplimiento excelso: Dios
mismo se hizo hombre. Ésta es la grandeza de la Navidad: celebramos que Dios
quiso entrar personalmente en nuestra historia. Sin este punto de referencia, estas
fechas son vacías, puro sentimentalismo. Los cristianos no debemos caer en eso:
debemos poner nuestra alegría en el hecho de que Dios se hizo hombre.
En Venezuela
tenemos un aguinaldo que lo dice muy bien: “Niño Lindo, ante Ti me rindo, Niño
Lindo eres Tú mi Dios”. Esto es la Navidad, el nacimiento del Mesías en quien
se cumplen todas las promesas, el Hijo de David.
Este domingo la
Iglesia nos invita a poner la mirada del corazón en Jesús, el Dios que salva
cuyo reinado no tendrá fin.
es cierto a pesar de ir a misa los domingos no conozco verdaderamente al señor y es que no me pongo a reflexionar sobre lo que leo en la Biblia o lo que dice el sacerdote en la homilía, pero lecturas como esta sencillas pero con buen contenido nos aclara dudas y nos orientan. Gracias
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