Para última hora... ¡no!

Para el Evangelio de hoy, Nuestro Señor se sirve de una imagen que todavía se ve en algunos lugares de Tierra Santa: Un grupo de jóvenes acompañaban a la novia al encuentro con el novio. En este caso el novio tardaba y se quedaron dormidas. Ante el anuncio de la llegada del novio, cinco de ellas se dan cuenta que no tienen aceite suficiente en sus lámparas para acompañar al festín de bodas. Por indicación de las otras, salen a comprar a altas horas de la noche. El hecho es que cuando tuvieron listas se acercaron a la casa donde se celebraba el banquete. El ya esposo, señor de la casa, no les dejó entrar porque no entraron con él al banquete de bodas.

Jesús, en su parábola, les da el título de previsoras y descuidadas. La actitud de ambas da pleno significado a estos títulos. El hecho es que ambos grupos son una imagen de las actitudes de los cristianos en esta tierra.
Hay quienes siguiendo la sabiduría que da el mensaje del Señor –como nos dice la primera lectura de la Misa– saben guiar, con aciertos y desaciertos, sus vidas por el camino del Señor. Otros manifiestan desinterés y, erróneamente, dejan “todo para última hora”. Lo peligroso de esta última actitud es que ni unos ni otros “saben ni el día ni la hora”.

El cristiano debe mostrarse siempre dispuesto a conducir su vida por los mandamientos del Señor. El Señor nos ha dejado la inteligencia para conocer el bien y rechazar el mal. Si dejamos la primacía a nuestra inteligencia podremos guiar nuestros pasos por el camino del bien. Si dejamos que sean nuestras pasiones, caprichos, desidia, pereza… entonces, no sabremos ir al encuentro de Jesús.

Jesús nos urge a que estemos siempre preparados, que no es otra cosa que estar vigilantes en el cumplimiento de su voluntad salvadora. La razón es sencilla: no sabemos cuando vendrá Él o cuando seremos llamados a su presencia.

Entonces, la consecuencia es sencilla: no dejes todo para última hora. Si sabes que debes cambiar cosas en tu vida, hazlo ahora. No lo dejes para más adelante: no sabes si tendrás tiempo.

Por eso: para última hora… ¡No!

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