Solemnidad del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo

 Los seres humanos, cada año que pasa, nos volvemos más superficiales. Damos valor casi de verdad incontrovertible a un mensaje recibido en whatsapp mientras que muchos de los problemas reales de la vida no son abordados porque requieren un esfuerzo por reflexionar y profundizar.

Algo similar ocurre con la Navidad. Nos hemos quedado con el cascarón y desechado el relleno. Nos hemos quedado con la alegría externa, pero sin la razón de ella. Nos hemos olvidado de un hecho que es extremadamente difícil comprender. ¿Por qué Dios, Creador y Todopoderoso habría decidido nacer y hacerse hombre? ¿Acaso eso no es de locos?

La experiencia nos dice que los seres humanos cuando están enamorados son capaces de hacer cosas que, si no lo estuvieran, no lo harían jamás. Y es porque el amor les lleva a demostrar más, les empuja a querer demostrar con la vida que son capaces de todo por la persona amada.

Y lo mismo ha hecho Jesús. Nos ama. Nos ama con desesperación. ¡Dios se volvió loco! Anunció desde hace muchísimos siglos, como escuchamos en las lecturas de la Santa Misa se Navidad, que se haría presente en medio de nosotros, que nos acompañaría, que sería motivo de nuestra felicidad.

Y hoy celebramos que la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros (Jn 1, 14). Sí, podemos decir con el profeta Isaías: Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será: “Consejero admirable”, “Dios poderoso”, “Padre sempiterno”, “Príncipe de la paz” (Is 9,6)

Hoy es un día más que propicio para que nos dirijamos a Jesús, el Niño nacido en Belén, hijo de María y José:

Conmovidos por la alegría del don, pequeño Niño de Belén, te pedimos que tu llanto despierte nuestra indiferencia y abra nuestros ojos ante el que sufre. Que tu ternura despierte nuestra sensibilidad y nos mueva a sabernos invitados a reconocerte en todos nuestros hermanos (Papa Francisco, 24.12.2017)

Si hoy el Señor te hace reconocer que has estado viviendo una fiesta vacía, que estás lejos del corazón de Cristo, hoy es un día de gracia para ti. “Querido hermano, querida hermana: Si tus manos te parecen vacías, si ves tu corazón pobre en amor, esta noche es para ti. Se ha manifestado la gracia de Dios para resplandecer en tu vida. Acógela y brillará en ti la luz de la Navidad” (Papa Francisco, 24.12.2019)

¡Feliz Navidad!


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