¡TREMENDO AMIGO!
La celebración de la Ascensión del Señor a los cielos es una fiesta de gran significado para los cristianos. Significa que:
La victoria de Cristo es completa. Nuestro Señor, una vez terminado su misión vuelve a la Casa del Padre. En su estadía terrena el Señor ha dispuesto todo para que el mensaje de salvación alcance a todos los hombres. De hecho, lo escuchamos en el Evangelio. El Señor ha dejado un mensaje que debe ser cumplido todos los días: “Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Solo queda que nosotros seamos fieles a este dictamen del Señor.
Es una invitación a ponernos en camino al cielo. El Señor dijo que se iría a prepararnos un lugar (Jn. 14,2) y así lo ha hecho. Hoy, la Iglesia quiere recordarnos que el Señor nos espera, que nos ha preparado un lugar para estar con Él en la felicidad eterna. Ésta es una de las razones de la esperanza cristiana: caminamos en esta vida con la confianza de alcanzar la felicidad eterna que Cristo nos ha preparado. Es su mejor regalo.
Se ha convertido en el intercesor más poderoso ante el Padre. Así lo profesamos en el credo: “Subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre”. De la misma manera que cualquier persona siente confianza cuando un amigo está en servicio en algún puesto porque podrá facilitarle las cosas, así Nuestro Señor Jesucristo. Es nuestro Amigo que está en el mejor puesto de la historia y del Universo: está allí por nosotros y para nosotros. No hemos de temer acudir a Él y pedir con confianza. Él está allí, esperándonos.
¡Feliz día de la Ascensión del Señor!
¡Que Dios te bendiga!
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