Reparación y desagravio

Ya hemos reflexionado en otras oportunidades que el Corazón de Jesús es la imagen de los sentimientos y el amor de Cristo Jesús. De la misma manera que cada uno de nosotros posee una esfera de emociones y sentimientos, nuestro Señor Jesucristo la posee también, con la única diferencia que en nuestro Señor Jesucristo no cabe ningún tipo de sentimientos pecaminosos.


También hemos reflexionado en otras ocasiones que el corazón de Jesús nos recuerda el dolor que siente el Señor cuando nosotros, sus hermanos, nos apartamos del buen camino y cometemos acciones que ofenden la Majestad Divina. Ese dolor y esa tristeza que siente el Corazón de Cristo deben hacer nacer en nosotros actitudes de reparación y desagravio.

La reparación y desagravio son las respuestas naturales en el ser humano cuando una acción causa daño y dolor a una persona amada. Pongamos un ejemplo: un muchacho en su casa, jugando en la sala, rompe un adorno de particular valor para su mamá. El chico trata de esconder el desastre, pero la mamá inevitablemente se da cuenta del hecho y muestra su molestia y decepción por la acción y actitud de su hijo. El muchacho, en un momento oportuno, se pone a reflexionar sobre lo bien que se porta su mamá con él y lo mal que se ha portado él con su mamá. Al pensar cómo arreglar todo el entuerto decide que lo mejor es comprar otro adorno idéntico al que rompió (reparación) y comprar un chocolate, que tanto le gusta a su mamá y regalárselo con una tarjetita, pidiendo perdón por su travesura (desagravio).

En el caso de la Iglesia, no todos los hijos de Dios se dan cuenta o aceptan que han causado un particular dolor al Corazón de Cristo. Esa es la razón por la que tú y yo, a quienes el Espíritu Santo nos concede la gracia de percatarnos de este detalle, debemos tener actitud de reparación y desagravio al Sagrado Corazón de Jesús.

¿En qué cosas podemos mostrar esta actitud de reparación y desagravio? No es muy difícil: es saber ofrecer oraciones, pequeños sacrificios y momentos de adoración a nuestro Señor Jesucristo por aquellos que no lo hacen, pidiendo perdón por aquellos que no lo hacen y rogando al Señor que aleje el dolor de su Corazón con nuestra ofrenda.

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