Acerca de "el tercer secreto de Fátima"
Desde hace unos cuantos años se ha ido difundiendo un correo electrónico con un supuesto contenido apocalíptico del tercer secreto de la Virgen de Fátima. Una amiga me escribió casi en un ataque de angustia. En esa ocasión le escribí una carta aclarándole algunas cosas. Esta carta la comparto con Uds. ahora.
Apreciada Amiga:
Antes que nada, muchas gracias por tenerme en consideración.
Me mandaste un e-mail con una presentación en powerpoint en donde se afirma que el “tercer secreto de Fátima” anuncia una especie de catástrofe y un terremoto de ocho horas, y otras cosas por el estilo.
Nada de eso es cierto. El mensaje de la Virgen es el mismo de Jesús: invitar a la penitencia, al cambio de vida, a redirigir nuestros pasos hacia la Voluntad de Dios. La humanidad siempre ha tenido una especie de curiosidad morbosa sobre mensajes fatalistas, y en la época de Nuestro Señor también estaba eso presente. Te dejo un pasaje del Evangelio según San Lucas:
En ese momento algunos le contaron a Jesús una matanza de galileos. Pilato los había hecho matar en el Templo, mezclando su sangre con la sangre de sus sacrificios. Jesús les replicó: «¿Creen ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás porque corrieron semejante suerte? Yo les digo que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, perecerán del mismo modo. Y aquellas dieciocho personas que quedaron aplastadas cuando la torre de Siloé se derrumbó, ¿creen ustedes que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Yo les aseguro que no. Y si ustedes no renuncian a sus caminos, todos perecerán de igual modo.» (Lc 13, 1-5)
Como te podrás dar cuenta, Nuestro Señor busca mover el alma de las personas a la conversión, no a la angustia. Te repito que es una especie de morbo que existe en la humanidad. Me podrás decir que en la Biblia aparecen descripciones de hechos desastrosos. La respuesta es sí. Pero es el modo particular de hablar de los israelitas de la época. Fíjate, por ejemplo, en el pasaje del Evangelio según San Lucas donde el Señor predice la destrucción de Jerusalén:
Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, y dijo: «¡Si al menos en este día tú también conocieras los caminos de la paz! Pero son cosas que tus ojos no pueden ver todavía. Vendrán días sobre ti en que tus enemigos te cercarán de trincheras, te atacarán y te oprimirán por todos los lados. Te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has reconocido el tiempo ni la visita de tu Dios.» (Lc 19, 41 – 44)
O la destrucción del Templo de Jerusalén:
Jesús salió del Templo, y mientras caminaba, sus discípulos le hacían notar las imponentes construcciones del Templo. Jesús les dijo: «¿Ven todo eso? En verdad les digo: no quedará ahí piedra sobre piedra. Todo será destruido.» (Mt 24, 1 – 2)
Ciertamente suenan duras esas palabras, pero, no debes olvidar que responde al modo de hablar de la época. En cualquier caso, la invitación no es para la angustia o la desesperación sino para la conversión.
Con respecto al llamado tercer secreto de Fátima, se han tejido una serie de especulaciones sobre el sentido apocalíptico del mensaje. Lo que no sé es por qué todavía se ignora que ya ese secreto fue develado el 13 de mayo del año 2000. Toda la presentación que hizo la Santa Sede la puedes ver en esta dirección electrónica:
De todos modos, te dejo el texto del “tercer secreto de Fátima”:
« J.M.J.
Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.
Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: « algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él » a un Obispo vestido de Blanco « hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre ». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.
Tuy-3-1-1944 ».
Si no tienes ningún inconveniente, reenviaré esta misma carta a otras personas para que vayan recibiendo la información adecuada. También la enviaré a una revista para que la publiquen.
Gracias por tu confianza,
P. Antonio Rella
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