Dios siempre primero

 Las lecturas de nuestra Santa Misa de hoy nos invitan a considerar un punto bastante descuidado en el día de hoy. Dios siempre es primero.

En el Evangelio (Mc 12, 28b-34) escuchamos cómo un escriba, es decir, una persona que se dedica al estudio de la ley de Israel, se acerca al Maestro para preguntarle cuál de los mandamientos es el más importante.

La pregunta tiene su razón de ser. Entonces como ahora, había personas que veían la Sagrada Escritura de modo diferente y a veces se olvidaban de lo esencial. Entre las discusiones que se daban en esa época estaban algunos que defendían la esencial igualdad de todas las prescripciones de la ley de Moisés, mientras que otros establecían la superioridad de algunas normas. No era una pregunta banal acercarse a un rabí y preguntar su opinión sobre este controvertido tema.

El Maestro le contesta sensatamente, citando de la Sagrada Escritura un pasaje que servía de oración a los israelitas quienes la repetían con frecuencia durante el día. En ella se establece el precepto superior: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas".

Actualmente, con la nueva manera de actuar con las redes sociales y la difusión de ideologías paganas, tiende a desvirtuarse el valor que tiene Dios en la vida de los hombres y en la vida de la sociedad. Es muy fácil que se imponga una suerte de pensamiento en el que Dios quede disuelto en una especie de idea vaga y que su lugar especial y preeminente se identifique con cualquier otra cosa que no sea Él. Y así podemos escuchar frases como "la mejor religión es ser una buena persona" o que "el cielo no existe, sino que lo hacemos aquí en la tierra".

Desde hace muchos años se ha introducido en la Iglesia una suerte de virus por el que se identifica la fe con la actividad social. De esta manera, tendrá más fe el que participa más en actividades de tipo social. Es un gravísimo error que hace un daño irreparable a la Iglesia. Ya en años anteriores la teología de la liberación hizo muchísimo daño. Es una manera velada de acabar con la fe en el Dios único y verdadero.

La religión es el modo en que los grupos humanos se relacionan con la divinidad. Nuestra religión cristiana católica tiene como centro al Dios único y trino, Dios que se ha hecho hombre y se llama Jesucristo quien nos ha traído un mensaje de salvación para todos los hombres. El norte de nuestra vida y de nuestro actuar se llama Cristo Jesús.

Considera que no estoy diciendo que amar al prójimo nos forme parte de nuestra fe. Lo que digo es, como dice el Señor, que el primer mandamiento es este: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas". Sin espiritualidad no es posible una vivencia íntegra de la fe. Es tan importante dedicar tiempo a orar y conocer el mensaje de Cristo como el de ayudar al prójimo. Si se privilegia ayudar al prójimo y no el trato con Nuestro Señor, entonces estás vaciando de contenido nuestra religión cristiana católica.

Que nuestra vida sea para la gloria y la alabanza de Cristo Jesús Señor Nuestro. Amén.


Comentarios

Entradas populares de este blog

“Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23, 46)

¿Qué nos enseña el pasaje de la resurrección de Lázaro?

La segunda venida del Señor y el fin del mundo