Él es el Rey

 Hoy toda la Iglesia celebra la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del universo. Siendo este el último domingo del tiempo ordinario, la Iglesia quiere que recordemos que al final de los tiempos Cristo Jesús vendrá como rey eterno y juzgará a todas las naciones, como escuchamos en el pasaje del Evangelio de hoy (Mt 25, 31-46).

Al final de los tiempos su reinado será definitivo. Pero ¿Jesucristo es rey ahora mismo? ¿De verdad nuestro Señor Jesucristo manda en este mundo?

El punto de partida de toda reflexión debe ser este: El reinado de Jesucristo en este mundo no es como el de estos reinos de la Tierra (Jn 18, 36). La casi totalidad de los reinos de este mundo se mueven por intereses particulares y sociales y se sirven del uso legal de la violencia para hacer que los ciudadanos obedezcan las leyes y demás órdenes. Pero en el caso del reinado de Cristo Jesús no es así.

El reinado de Cristo es un reinado voluntario se adhieren a él los que quieren. Para ello deben reconocer a Cristo Jesús como el Salvador que los ama y quiere lo mejor para ellos, que ha dejado una guía segura para la salvación y la felicidad. Entonces, de manera natural, esas personas reconocen a Jesús como su Señor. El fiel se deja guiar por Jesús, haciéndolo su Rey. Esa persona pasa a formar parte del Reinado de Cristo.

Y su reinado es particular: siempre da oportunidad de volver a aquel que se ha distraído o se ha desviado del camino. Jesús no es un rey castigador, sino un rey que busca nuestra salvación: “Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando las ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y oscuridad” (Ez 34, 11-12).

El que ha aceptado a Jesús como su Señor se sabe en su compañía siempre. Él nunca nos deja y nos acompaña siempre: “Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida” (Sal 23, 6).

Queda de nuestra parte que renovemos nuestra elección de Jesucristo como Rey y Señor, y que seamos conscientes de que Jesús es el Señor y lo proclamemos: “al Nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y entre los muertos, y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil 2, 10 – 11).

Que Jesús, el Rey y Señor, nos bendiga hoy y siempre.

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