El gesto de amor más excelso
Hoy escuchamos en el Evangelio el mandamiento del amor: “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos”
Ya hemos reflexionado en otras ocasiones qué cosa es amor: La búsqueda del bien del otro de manera desinteresada. No existe amor si el bien que se hace es por interés, con el objeto de esperar algo a cambio.
Casi siempre, y es un defecto grave de nuestra Iglesia, se interpreta este mandamiento del amor exclusivamente de manera “horinzontal”: ayudar al necesitado. También suele interpretarse como una especie de tolerancia que pone a prueba los límites de la paciencia cristiana. Pero se deja de lado tal vez la forma más perfecta de amar: acercar a los demás a Jesucristo.
No es difícil entenderlo. Si amar es procurar el bien para los demás, no hay bien más grande que Jesús. Acercar a Jesús a los demás para que tengan un encuentro con Él es el gesto mayor de amor: los acercamos a la salvación.
El documento de Aparecida (que cumplirá 15 años) resalta este particular: “Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo” (nº 29).
Es mucho más fácil (por lo gratificante y porque vemos materialmente el bien) reducir a lo material el amor. Además, es lo que nos venden los medios de comunicación. Y hay que ser sinceros: muchas de esas “manifestaciones de amor” no producen bien en los demás. Al contrario, en muchos casos producen tristeza y vacío.
La misión primera de Cristo no fue liberar los males que aquejan a la sociedad, sino anunciar la salvación. Y es ésa la razón por la que la principal muestra de amor al prójimo es el encuentro con Jesucristo. En palabras del Papa Benedicto XVI: “A veces, de hecho, se tiene la tendencia a reducir el término «caridad» a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria. En cambio, es importante recordar que la mayor obra de caridad es precisamente la evangelización, es decir, el «servicio de la Palabra». Ninguna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios” (Mensaje para la cuaresma 2013).
No lo olvides, la muestra más grande de amor el acercar a los demás a Jesucristo.
Dios te bendiga.
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