Abrir el corazón a la luz del Señor

Hoy, Solemnidad de la Epifanía del Señor, celebramos la decisión de Dios de darse a conocer a todos los hombres del mundo. Esa decisión se ve en el hecho especial de que unos Magos de Oriente, que no pertenecían al pueblo de Israel, se dejaron guiar por la luz de una estrella hasta Belén.

La ofrenda de los Magos, habremos escuchado más de una vez, son un reconocimiento de la divinidad de Jesús (incienso), de su humanidad (mirra) y de su realeza (oro). Ese mismo reconocimiento merece Jesús por parte de nosotros: Jesús es nuestro Dios, nuestro Rey, nuestro hermano.

Hoy quisiera resaltar un detalle particular: la disposición sincera de los Magos de dejarse guiar por la luz de la estrella al encuentro con Cristo Jesús. Mientras escuchamos también que Herodes y su corte no tenían esa disposición.

Sin la disposición de cada cual para acercarse a Jesús, de tener un encuentro con Él, la acción de Cristo en el alma del hombre y su repercusión en la vida social resulta imposible. Se trata de una disposición del corazón que va desde lo mínimo (no oponerse a encontrarse con Jesús) hasta lo máximo (la entrega de la mente y el corazón a Jesucristo).

En el pasaje del Evangelio encontramos dos actitudes muy diferentes. Los Magos venidos de Oriente, por una parte, y Herodes, su séquito, los Sumos Sacerdotes y los escribas, por otro.

Los Magos tenían el corazón abierto para seguir una luz que les guiase al Rey. Tuvieron la disposición de ponerse en camino hacia un destino incierto pero seguro: van a encontrar el Dios y Rey y presentarle sus respetos y sus ofrendas. Perdieron momentáneamente la luz de la estrella, pero no la disposición de encontrar al Rey. De hecho, al verla de nuevo, se llenaron de gran alegría.

Herodes, los Sumos Sacerdotes y los escribas, en cambio, no tenían ningún tipo de interés para buscar y encontrar al Mesías. Conmocionado por la noticia, Herodes (que sintió que peligraba su poder) pregunta a los Sacerdotes y conocedores de la Sagrada Escritura. La conocían y bastante bien. Pero, no tenían la disposición de buscar y encontrar al Mesías. Herodes necesitaba la información para eliminar un potencial enemigo de su gobierno. Los Sumos Sacerdotes y escribas, habiendo recibido la noticia del posible nacimiento del Mesías, se mostraron indiferentes. No quisieron ponerse en camino para buscar a Jesús y encontrarse con Él.

Y allí está la diferencia.

Hoy es un día propicio para examinarnos sobre nuestra disponibilidad para buscar y encontrarnos con Jesús.

¡Feliz día de reyes!

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