Seguimos a Cristo Jesús


Lo que define al cristiano es seguidor de Cristo Jesús en la Iglesia. Y esto es definitivo y no admite ningún tipo de discusión.

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Ciertamente el Señor se sirve de mediaciones humanas: se sirve de hombres y mujeres para hacer llegar su mensaje, para dispensar su gracia y los dones de la salvación. No cabe duda: Dios lo ha querido así. Si recordamos el pasaje del pobre Lázaro y el Rico, éste último, estando en el infierno le pide a Abrahán que mande a Lázaro a la tierra para que convierta a sus hermanos para que no vayan al infierno. Abrahán responde: Tienen a Moisés y a los profetas (Lc 16, 29) No puede ser más elocuente: Ya Dios se sirve de seres humanos para invitar a la conversión.
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También es verdad que de los hombres que Dios llama, hay algunos que resultan instrumentos más eficaces y otros menos. Eso no es excusa ni tampoco da pie a que los cristianos sigan a seres humanos. Mal signo sería que algún fiel cristiano dijera que solo cree al sacerdote tal o la hermana cual o al grupo mengano. Eso ya es un indicativo de que no se es sincero en el seguimiento a Cristo.
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Ya San Pablo recriminaba esta actitud a los cristianos de Corinto y así lo escuchamos en la segunda lectura de la Misa de hoy (1Co 1,10-13.17). No seguimos a los instrumentos, seguimos a Cristo Jesús. No importa quién sea el instrumento. En ese particular el cristiano no puede dejar de escuchar en su corazón lo que escuchamos de labios de Cristo en el Evangelio de hoy: “Seguidme” (Mt 4, 19).
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Es cierto que en el seguimiento de Cristo no hay un camino único. Cada uno de nosotros puede elegir el camino de espiritualidad que desee y tiene la libertad de dirigirse con las personas que le ayuden a seguir a Cristo con la alegría y la paz de espíritu. Somos seguidores de Cristo por diversas vías, pero seguimos al Dios y Salvador nuestro Jesucristo.
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Tampoco es excusa para no cumplir con nuestros deberes religiosos el que el sacerdote “X” no es de mi gusto: independientemente puedo acudir donde me plazca, pero no es excusa los seres humanos. ¿Qué tienen defectos? Sí, y menos mal: así se ve más claro que quien hace las cosas en la Iglesia es Dios y no los hombres.
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No lo olvides nunca: Seguimos a Cristo Jesús y no a hombres. Somos cristianos porque seguimos a Cristo. Somos uno en Él.

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