Saber leer los hechos de la vida
En el Evangelio de hoy, Nuestro Señor
quiere aclarar algunas ideas que tenían los israelitas de su tiempo. Ellos
pensaban que quienes sufrían desgracias eran objeto de castigo divino. Jesús
les dice que no eran ellos más pecadores que cualquiera, pero que deben
aprender de ello: Deben ver en ello una gracia especial del Padre que los
invita a la conversión de vida.
De igual manera San Pablo recuerda a los
corintios que todos los hechos del pasado de Israel “Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento
nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo
tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.”. Todos los hechos de la
historia pueden tener un mensaje para nosotros, solo que debemos aprender a
“leerlos”.
Ya el Papa San Juan XXIII invitaba a toda
la Iglesia a leer “los signos de los tiempos”, es decir, a saber reconocer los
elementos que configuran la sociedad moderna para dar una respuesta desde la
persona y el mensaje de Cristo. No cabe duda de que debemos hacer lo mismo en
nuestra vida.
Son múltiples los hechos que nos ocurren,
que presenciamos o que conocemos. Muchas son noticias agradables, algunas son
desagradables (y tristemente, le damos más importancia) y otras mueven a nuestra
admiración. Todas ellas tienen un contenido para nosotros: lo único que debemos
hacer es verlos desde la óptica de Nuestro Señor. Eso se llama “interiorizar”,
saber hacerlo parte de nuestra meditación.
Si son hechos buenos, debemos dar gracias
a Dios. Si son hechos desagradables en nosotros o en otros, debemos confiar en
Dios y aprender de ellos. En cualquier caso, todo debe ayudarnos a ser mejores
hijos de Dios. Y eso se llama conversión.
Conversión es cambio de vida, de manera de
vivir y de pensar. Los antiguos lo llamaban metanoia
o cambio de mentalidad. Todo cambio comienza en la inteligencia, en la manera
de ver y aceptar. Una persona puede hacer las cosas bien porque lo obligan pero
puede no estar convencido de que no es lo mejor. Una persona comienza el camino
de conversión cuando acepta que lo que ha hecho es malo y ofende a Dios. Su
conversión será completa cuando comience a orientar su vida según Dios.
A esto nos invita el Señor Jesús cuando
nos invita a saber leer los hechos de la historia: “y si ustedes no se arrepienten,
perecerán de manera semejante”. Aprendamos a interiorizar lo que ocurre
en nuestra vida y comencemos el camino de la conversión.
Dios te bendiga.
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