Los viñadores malvados



Las lecturas de la Misa de hoy nos presentan una de las imágenes usadas en la Sagrada Escritura para referirse al pueblo de Dios: la viña. En el Evangelio el Señor relata una parábola con un significado histórico y doctrinal muy profundo. Te doy unas pistas para su comprensión.
1) El dueño de la viña es Dios Padre que se ha elegido para sí un pueblo.
2) La viña es el pueblo de Israel. A este pueblo Dios le concedió muchísimos cuidados que van desde hechos milagrosos hasta enseñanzas particulares.
3) Los enviados son los profetas: recordemos que los profetas no son los que predicen el futuro, sino los que llevan un mensaje de parte de Dios. Los profetas invitaban al pueblo a ser fieles a la Voluntad de Dios, a apartarse del mal y a confiar ciegamente en Dios. Ellos no siempre fueron bien recibidos, de hecho, muchos de ellos fueron perseguidos, maltratados y asesinados.
4) El hijo del dueño es Jesús. En la parábola anuncia su pasión y muerte.
5) La decisión de “quitar el Reino de Dios” es abrir a todos los pueblos las bondades de la misericordia divina. El pueblo de Israel ya no es el destinatario único.
Para terminar, es muy importante que consideremos el hecho de que el Señor espera que demos “buenos frutos”. ¿Qué quiere decir esto?
Santiago, en su carta, nos dice que si la fe si no se vive en cosas concretas está muerta (Stg 2, 26) La fe no es algo solamente intelectual, la fe es sobre todo vida. Saber de memoria los mandamientos no es tener fe, tener fe es vivir cada uno de los mandamientos. Saber el significado de “amar al prójimo como a uno mismo” no es tener fe, tener fe es ponerlo en práctica. Saber que Jesús es el Hijo de Dios y Salvador no es tener fe, tener fe es orar, alabar, conocer el mensaje de salvación de Jesucristo.
¿Qué es producir “buenos frutos”? Sencillo: vivir lo que Jesús nos ha enseñado. Saber y vivir que nos ama; saber que siempre podemos acudir a su misericordia; hacer de Jesús el centro de nuestra vida y dejarnos guiar por el Espíritu Santo, para vivir nuestra fe con los hermanos en comunidad. Y eso es lo que espera el Señor de ti.
¡Jesús te bendiga!

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