La sabiduría que conduce a la salvación
Estamos en el
mes de la Biblia. Siempre es bueno que nos detengamos a considerar la Palabra
de Dios escrita. Es cierto que lo hacemos todos los días, de modo especial, los
domingos, donde la Iglesia nos propone varios pasajes para nuestra
consideración.
La segunda
lectura de la Santa Misa de hoy, San Pablo, aconsejando a su discípulo Timoteo,
le dice que recurra con frecuencia a la lectura y la meditación de la Palabra,
porque en ella la fuente sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús,
conduce a la salvación. También le explica el por qué.
Toda la Sagrada Escritura está
inspirada por Dios: ¡Esto es fundamental! Dios nos ha hablado en
nuestro propio modo de hablar. Nos ha dejado un mensaje para nosotros. ¡Y
debemos conocer el mensaje Dios! Es cierto que con los avances de la
tecnología, hoy la gente es más perezosa para leer. Y es una lástima. Perdemos
una gran riqueza.
Toda la Sagrada Escritura… es útil
para enseñar, para reprender, para corregir y para educar en la virtud: Y la
historia, que es maestra de vida, nos lo enseña. Nuestros mayores no tenían
muchas cosas, y muchos no tenían mayor grado de cultura, pero eran personas de
una integridad moral que muchos hoy echan en falta. ¿De dónde tomaban los
principios de su vida? ¡De la Palabra! En ella aprendían lo necesario para
conducirse en la vida, en ella encontraban directrices para orientar a sus
hijos y nietos. Eso no ha cambiado. Sigue siendo una fuente de principios. Y
también en la Palabra encontramos fuente de consuelo, de paz para el alma que
hoy tanta falta hace. ¿Quieres ser un hombre o mujer íntegro? ¡Entonces acude a
la Palabra de Dios!
…A fin de que el hombre de Dios sea
perfecto y esté enteramente preparado para toda obra buena. La
perfección en un hombre no viene por su autoestima o por los éxitos que haya
podido tener en la vida. La perfección en un ser humano se obtiene por la
fidelidad a lo que es. ¿Qué somos? ¡Hijos de Dios! ¡Eso somos! En la medida en
que vivamos como hijos de Dios seremos más perfectos. Y eso lo lograremos en la
medida en que conozcamos mejor la Voluntad del Padre, y esa está en la Palabra.
No tengas
miedo en leer la Palabra de Dios. Dedica un tiempo, si es a diario, mejor. Y
vivirás mejor. Tendrás el alma llena de la Palabra.
¡Jesús, la
Palabra eterna del Padre, te bendiga!
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