¡Auméntanos la fe!



La fe –enseña la Iglesia– es, ante todo, conversión a Jesucristo, adhesión plena y sincera a su persona y decisión de caminar en su seguimiento. Un cristiano no se entiende sin Jesús.

Hoy, los Apóstoles hacen una súplica al Señor: Auméntanos la fe. La respuesta del Señor no fue la de hacer un milagro u otro hecho extraordinario. Les invita a fortalecer la decisión de poner una mayor confianza en él: “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería.

Hace poco hubo un evento del que no se ha prestado mucha atención. Hubo una amenaza de guerra inminente en el Medio Oriente. El Santo Padre Francisco convocó a todos los fieles a una jornada de oración y ayuno para pedir al Señor la paz. Se unieron a esta intensión del Santo Padre comunidades cristianas no católicas. Después de esa jornada hubo un cambio radical: dejaron entrar a los inspectores, fue retirada la amenaza de guerra, se anunció la decisión de destruir el arsenal de armas químicas… Hoy, incrédulos y ateos dirán que fue un éxito de la diplomacia. Lo único es que, parece ser que es la primera vez que da resultado, porque en las anteriores declaraciones, no ha sucedido. Nosotros creemos que fue nuestra fe, en la súplica confiada a Nuestro Señor, lo que movió los corazones. Porque confiamos en Él.

Es una tentación y un error muy grande pensar que lo que hacemos o podemos hacer se debe solo a nuestras fuerzas o facultades. El hombre de fe sabe que cuenta con Aquel que todo lo puede y sabe que el mismo Jesús nos ha dicho que sin Él no podemos nada (Jn 15, 5). San Pablo enseña que todo lo puede en Cristo Jesús que le fortalece (Fil 4, 13). Es nuestra fe en Cristo Jesús, aunque pueda ser pequeña como un grano de mostaza, la que nos ayudará a llevar adelante el cumplimiento de la Voluntad de Dios y a dar testimonio de Jesús ante los hombres.

Es por eso que el Señor nos invita a considerar: “cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’ “. Lo que hemos hecho, lo hicimos por Jesús. Y ya.

¡Jesús te bendiga!

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