Lo que se esconde detrás de la Imagen...
Lamentablemente los venezolanos, en general, no
somos personas que hacemos un esfuerzo por reflexionar. Hemos perdido el hábito
de leer, y tácitamente hemos renunciado a reflexionar: nos hemos convertido en personas
impulsivas más que reflexivas.
Eso tiene algunas consecuencias malas: solo el paso
del tiempo nos hace ver cuando actuamos mal y dejamos de escuchar al que nos
quería mucho y nos aconsejaba. También trae como consecuencia que el orgullo no
nos deja reconocer lo que tenemos alrededor: vivimos en el presente sin estar
conscientes de que eso tiene consecuencias en el futuro. Nos hablan pero no
escuchamos. Vemos las señales, pero no les prestamos atención.
La imagen de Jesús Nazareno (y no debemos olvidarlo,
es una imagen) nos habla, pero generalmente el orgullo no nos deja oír. Cuando
ves al Señor cargando con la cruz, ¿qué ves?
Algunos ven a alguien que le puede conceder lo que
necesita. Otros ven al que puede protegerlos del mal. Otros ven a un hombre
sufriente, que se identifica con el momento que paso actualmente. ¿Alguno verá,
acaso, al Dios que me ama?
Suele suceder que cuando somos niños o jóvenes no
valoramos lo que papá o mamá hacen por nosotros. Sólo el paso del tiempo y el
tener que asumir un rol como el de ellos hace que valoremos eso que ellos
hicieron por nosotros. A veces es tarde, otras veces la vergüenza no nos deja
decirle a papá o mamá que nos duele no haber correspondido a tanto amor que
derrocharon en nosotros.
De igual manera pasa con el Señor Jesús. Cada quien
va con sus cosas y no ve al Dios y hombre verdadero que nos ama. Y nos ama
tanto que sufrió la peor de las afrentas para que tú y yo podamos ser felices
aquí en la tierra y allá en el cielo. ¡Dio su vida por ti! Jesús sabe quién
eres, sabe cuáles son tus sueños, tus miedos, tus preocupaciones. Él está
contigo siempre aunque no lo sepas o no lo sientas. Con amor eterno, Jesús te
ha amado (Jer 31,3)
Cuando veas la imagen de Jesús Nazareno piensa
dentro de ti: “Cuánto me has amado, Jesús, y no he sabido corresponder a tu
amor”
Que Jesús, el Nazareno, te bendiga a ti y a tu
familia.
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