El bautismo
En el Evangelio de hoy escuchamos una de las
narraciones del Bautismo del Señor. Jesús se acerca a Juan para ser bautizado.
No olvidemos que Juan es el precursor del Mesías,
anunciado también por los profetas. De Juan su padre Zacarías dijo: “Y a tí, niño, te llamarán profeta del
Altísimo porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su
Pueblo la salvación, el perdón de sus pecados” (Lc. 1, 76-77).
Juan aparece anunciando la próxima presencia el
Mesías. Llama al Pueblo de Israel a la conversión y a vivir una vida honesta.
Para quienes aceptaban su mensaje, les hacía participar en un rito de lavado
como un signo de dejar atrás la vida mala para comenzar a caminar por la senda
del bien. Este rito se llamó “bautismo” o “bautizo”. Es por ello que recibió el
apodo de Juan el Bautista.
¿Por qué Jesús se hizo bautizar? Juan el Bautista se
hizo la misma pregunta, e inclusive le hizo saber a Jesús que debería ser al
revés: Jesús bautizar a Juan. Pero el Señor zanjó esta discusión: “Deja
que hagamos así por ahora. De este modo cumpliremos todo como debe hacerse” (Mt 3,15).
¿Por qué Jesús se hizo bautizar por Juan en el Jordán?
No olvidemos que cuando Dios se hace hombre, se hizo semejante a nosotros en
todo, menos en el pecado. Su bautismo es un gesto de solidaridad con los
hombres: es uno como nosotros, o mejor, es uno de nosotros.
Con su bautismo, el Señor inicia su vida pública: se
da a conocer a todo el Pueblo. Es el bautismo del Señor tuvo lugar la primera
teofanía trinitaria, es decir, la primera manifestación de la Santísima Trinidad:
sobre Dios Hijo, desciende el Espíritu Santo en forma de paloma y se oye la voz
del Padre que dice: “Tú eres mi Hijo,
el predilecto; en ti me complazco”.
Hoy es un día para recordar que también nosotros
recibimos el Bautismo, pero no el bautismo de Juan, sino el sacramento del
Bautismo –instituido por Jesucristo– que nos hizo hijos de Dios y miembros de
la Iglesia.
Con el bautismo recibimos una vida nueva: la de los
hijos de Dios. Nuestro Padre espera de nosotros sus hijos que vivamos de
acuerdo a esa condición, sin peros y sin condiciones.
Hemos recibido el bautismo. Hemos nacido a una vida
nueva. Dejemos atrás la vida del pecado y la vida deshonesta para vivir la
libertad de los hijos de Dios.
Que Dios te bendiga.
Nuestro acercamiento a ese trabajo intelectual, una vez lograda la fase de lectura, puede comenzar desde nuestra primera clase de piano. El profesor de piano no debe descuidar este aspecto. De la misma manera, el alumno no debe olvidarlo. Paciencia, disposición para practicar y ganas por aprender son actitudes que contribuirán a que nuestro aprendizaje sea satisfactorio fuente de utilidad
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