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Domingo XXXIII del tiempo ordinario - Ángelus del Papa Francisco

“Queridos hermanos y hermanas. El evangelio de este penúltimo domingo del año litúrgico nos propone una parte de las palabras de Jesús sobre los eventos últimos de la historia humana, orientada hacia el pleno cumplimiento del reino de Dios. Es la prédica que Jesús hizo en Jerusalén antes de su última pascua. Eso contiene algunos elementos apocalípticos, como las guerras, carestías, catástrofes cósmicas. “ El sol se oscurecerá, la luna no dará más su luz, las estrellas caerán del cielo y las potencias que están en el cielo serán trastornadas ”. Entretanto estos elementos no son la cosa esencial del mensaje. El núcleo central en torno al cual giran las palabras de Jesús es Él mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección, y su retorno al final de los tiempos. Nuestra meta final es el encuentro con el Señor resucitado. Yo quisiera preguntarles ¿cuántos piensan sobre ésto?: 'Habrá un día que yo encontraré cara a cara al Señor'. Y esta es nuest...

Acerquémonos… para recibir la misericordia (Heb 4, 16)

Aun cuando el Evangelio de hoy nos invite a reflexionar sobre el servicio, hay un elemento sobre el cuál el Santo Padre Francisco ha reflexionado muchísimo y nos ha pedido, como miembros de la Iglesia, que lo anunciemos y reflexionemos con frecuencia: el amor y la misericordia de Dios con los hombres, el amor de Cristo para con nosotros. Escuchamos en la segunda lectura de la Misa: No tenemos un Sumo Sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que Él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado (Heb 4, 15) Dios, porque nos ama, se ha hecho hombre como nosotros, para hacernos saber que sabe lo que nos causa alegría, lo que nos causa tristeza, lo que nos preocupa y lo que nos anima, lo que nos place y lo que nos duele. ¿Cómo no nos va a entender si es uno de nosotros? Nadie puede decir que Dios –Jesús– no nos comprende. Escuchamos igualmente en la segunda lectura de la Misa: Acerquémonos, por tanto, con plena con...

Los resentimientos

Uno de los grandes obstáculos que debe enfrentar cada ser humano, a lo largo de su vida, son los resentimientos. Éstos son básicamente, cualquier sentimiento dañino: llámese odio, rencor, envidia, venganza, soberbia, lujuria, codicia, avaricia, gula, celos… A veces llegan a ser tan fuertes que toman el control de nuestra vida. En la primera lectura ( Sab 2, 12. 17-20) se narra la intensión de los malvados de acabar la vida del justo. Esos personajes se dejan llevar por sentimientos nada nobles, y toman el control de sus vidas, llegando al punto de decidir la muerte de un justo sólo porque su conducta les resulta un reclamo para su mala conducta. De igual manera, Santiago ( Stgo 3, 16—4, 3) denuncia que las personas que dejan que sus corazones se muevan por los resentimientos son los autores de las divisiones y otros delitos en medio de la comunidad de creyentes. El cristiano debe liberarse de esos sentimientos malucos. En el Evangelio (Mc 9, 30-37) Jesús les hace una p...

Homilía en la Santa Misa de bienvenida a la Virgen del Valle Peregrina

Saludo a todas las autoridades. Me ha sido confiada la responsabilidad de compartir con Ustedes una reflexión en esta Santa Misa. Lo hago con mucho gusto, pero al mismo tiempo con temor. A mí, como a mucho de ustedes, me parece un hermoso sueño ver con mis ojos a Nuestra Señora del Valle en nuestra Diócesis, y más aún, en mi parroquia. La más dulce y tierna de todas las madres ha venido a nuestra tierra y ha venido a decirnos a cada uno: Te quiero, porque eres mi hijo, te quiero porque eres mi hija. Por eso, te voy a invitar a que correspondas a esta deferencia. Hay todo un itinerario planificado. Estará en tu parroquia. Visítala. Pero hoy, te tengo que decir que el mejor regalo que puedes hacerle es hacer de Jesucristo tu Salvador y tu Señor. Por eso, te invito a que repitas durante esta homilía una hermosa jaculatoria, una hermosa invocación: ¡Madre, llévanos a Jesús! Te dije que me parecía un sueño que Nuestra Señora del Valle esté aquí. Pero es...

La hipocresía religiosa

Uno de los tantos litigios que el Señor tuvo con los fariseos, y con los judíos en general, era la falta de correspondencia entre lo que aparentaban y los que en realidad eran. Eso es una enfermedad del alma. Esa enfermedad se llama “fariseísmo” o hipocresía religiosa. En la primera lectura de hoy, Moisés invita al pueblo a seguir de corazón los mandamientos del Señor (Dt 4, 1-2.6-8), mandamientos que no podremos conocer sin una actitud de escucha de la Palabra: “Acepten dócilmente la Palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa Palabra y no se limiten a escucharla, engañándose ustedes mismos” (Stgo 1, 17-18. 21-22. 27) En el salmo 14 tenemos un elenco de cómo vivir la Voluntad de Dios: ¿Quién será grato a tus ojos, Señor? El hombre que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero en sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia. Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino; q...