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El pase de testigo

En las olimpiadas hay una competencia que se llama “carrera de relevos”. cuatro corredores recorren una misma distancia pasándose un tubo largo llamado “testigo” o también “estafeta”. Cada corredor debe poner en mano del siguiente corredor el testigo. La vida de la Iglesia es como una carrera de relevos, solo que no todos corren una distancia igual. Sin embargo, todos deben entregar lo mismo a los siguientes: Cristo Jesús. Ya desde el Antiguo Testamento Dios había determinado que Israel debería ser luz de las naciones para que la salvación alcanzara hasta los últimos rincones de la tierra. El Pueblo de Dios debía iluminar, dar luz a todos los pueblos: dar a conocer al amor de Dios a los hombres, el amor que salva: el Mesías, Cristo Jesús. En el Evangelio es notoria la actitud de Juan Bautista: “ yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios ”. Está hablando de Cristo Jesús, su pariente. Juan Bautista gozaba de una gran ascendencia sobre el Pueblo de Israel, ...

Tres cosas...

Docilidad : En las lecturas de la Misa de hoy aparece la imagen de la luz. Caminarán los pueblos a tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora Caminarán los pueblos a tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora . La imagen de la luz – oscuridad es reveladora puesto que en la oscuridad no distinguimos, mientras que con la luz vemos las cosas en sus dimensiones. Jesús se presenta como luz en nuestra vida: solo en Él podemos distinguir y discernir todas las cosas y situaciones de nuestra vida. Lo que verdaderamente distingue al cristiano es la docilidad a Cristo, a luz que nos da con su vida y su palabra. Seamos, entonces, dóciles. Reconocimiento : Los Magos llegaron con un convencimiento a Jerusalén. Todos los signos que Dios les había presentado le indicaban que el Mesías Rey había nacido. Y cuando llegaron a Belén, lo reconocieron. De igual manera, todos debemos reconocer a Cristo como Dios verdadero que ha puesto su morada entre nosotros, como hombre verdadero que h...

Es fácil andar distraido

                 Hoy en el Evangelio de la Misa, escuchamos que llegaron algunos discípulos de Juan Bautista a preguntar al Señor Jesús si era el Mesías o tenían que seguir esperando. El Señor le remite a sus acciones: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Tenían todas las señales enfrente y sin embargo, no lo sabían.                 En la vida del cristiano ocurre algo similar: tenemos delante todas las señales, pero, no somos conscientes de ellas. Habremos escuchado mil y una vez que Jesús es el Salvador, pero son pocas las personas que hacen suya la salvación de Jesús. Habremos escuchado y leído miles de veces que Jesús es el Señor, Rey de reyes y Señor de los señores, pero no son muchos los que han hecho de J...

¿Y mañana?

Lamentablemente se ha ido extendiendo una mentalidad en medio del pueblo cristiano católico la mentalidad de que el único objetivo de esta vida es el desenfreno. No es raro escuchar: “A gozar, que este mundo se va a acabar”. Detrás de esa afirmación, y otras muy similares, se esconde una gran ignorancia de la propia fe. “A gozar” es sinónimo de “a pecar”. Disfrutar, sentir alegría por lo que hacemos no es pecado, lo que ofende a Dios es que se haga el centro de la vida el desenfreno, llegando al olvido de Dios y de sus promesas. Las lecturas de la Misa de hoy, primer domingo de adviento, son una invitación a que reconsideremos esa manera de ver la vida. Estamos llamados a una vida eternamente feliz, que ganamos o perdemos en esta vida. Dependerá sólo de nosotros. La consumación definitiva de esa promesa de Dios tendrá su cumplimiento definitivo con la segunda venida de Jesús. Nuestro Señor, en el Evangelio, nos dice que vendrá por segunda vez y se instaurará su Reino. ...

¡Jesucristo es Rey!

                 En la segunda lectura de hoy escuchamos un pasaje de la carta de San Pablo a los habitantes de Colosas en donde resume lo que la Iglesia ha profesado desde el inicio sobre Jesús, Nuestro Señor. Hay un par de versículos que son el fundamento de la entrega de nuestra a vida a la voluntad de Cristo: “ Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la creación, porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas, del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, sin excluir a los tronos y dominaciones, a los principados y potestades. Todo fue creado por medio de él y para él ”.                 Jesucristo, desde sus inicios, predicó el Reino. Un Reino tan especial que no es terreno ( mi reino no es de este mundo , respondió a Pilatos), pero que comienza aquí en la tierra ( el reino de Dios e...