Solemnidad de San Pedro y San Pablo
APRENDER DE PEDRO…
Hoy nos unimos a toda la Iglesia para la celebración de la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Ambos son columnas de la Iglesia.
Hoy distraeré tu atención sobre Pedro. Es un personaje interesante porque es un ejemplo cercano de la vida ordinaria del creyente.
Pedro era un hombre normal. Sabemos que era trabajador, pescador, estaba casado. Era un hombre extremadamente pasional. Era un hombre con debilidades. También era un hombre que amaba a Jesús. En todo eso se parece a nosotros.
Nada de lo que acabamos de describir le resultó un obstáculo para seguir a Cristo, para dar testimonio de Cristo Jesús, y para ser santo. Sus tiempos eran mucho más duros que los nuestros y, a pesar de todo eso, fue capaz de mantenerse firme.
San Pedro hizo algo que debemos hacer: profesar personalmente la fe en Jesucristo. En el Evangelio escuchamos que el Señor hace la pregunta: ¿Ustedes quien dicen que soy yo? Pedro se hace adelante y da su respuesta personal, la que da razón a toda su vida: ¡Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo! (Mt 16, 17)
Debemos imitar esta actitud de Pedro, dar razón de mi fe en Cristo, delante de todos, y toda circunstancia.
Y, ¿qué pasa se en algún momento de mi vida soy débil y niego a Jesús como Pedro? Como Pedro, me arrepentiré y le diré nuevamente: ¡Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo! (Jn 21, 17)
INTERCEDER POR PEDRO…
Quien sucede en el ministerio de Pedro de guiar a toda la Iglesia es el Papa. Por eso, hoy también es el día de Papa.
En la primera lectura de la Santa Misa se hoy, Pedro fue apresado por Herodes para darle gusto a los judíos malos. Los creyentes, sabiendo el peligro que corría, se unió en una misma iniciativa: la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
El Papa no tiene un trabajo fácil. Tiene sobre sus hombros la responsabilidad de guiar a toda la Iglesia, debe dar respuesta a múltiples problemáticas, y debe tomar decisiones en beneficio de la salvación de las almas. Hoy más que antes, el Papa recibe muchos ataques de personas y grupos que quieren el mal para la Iglesia. Los medios se enfrentan al Santo Padre, e incluso algunos miembros de la jerarquía de la Iglesia dejándose llevar por su afán de fama, calumnian y critican al Papa. Resumiendo: No la tiene fácil el Santo Padre.
Todo esto nos lleva a asumir la misma iniciativa de la primera comunidad cristiana: la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
¡A orar por el Papa Francisco!
Dios te bendiga.
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