El futuro del mundo pasa por la familia
Hoy, además de la Fiesta de los Santos Inocentes, celebramos el domingo de la Sagrada Familia de Nazaret. Y es una ocasión más que especial para recordar algo importante: el futuro de mundo, o mejor, los futuros hombres y mujeres de nuestro mundo serán como sean formados en la familia.
No es un secreto para nadie que la personalidad y el carácter se van moldeando desde pequeños en el seno de una familia, tal cual como ella es: nuclear, extendida, disfuncional… Es en ese pequeño entorno donde se aprende lo elemental (hablar, comportarse, respeto…) hasta los valores que le permitirán interactuar correctamente con el mundo. Y es en este último donde se fragua el hombre del futuro.
La proliferación de contenidos por las redes sociales ha creado un profundo caos en lo que se refiere a los criterios, no solo de la familia, sino de cualquier cosa. En lo que se refiere al ámbito familiar, se escucha cualquier tontería y dislate. Sin tener los criterios claros, la educación familiar puede verse desorientada. Y, es triste admitirlo, los valores que transmite la Palabra de Dios no suelen ser bien apreciados.
En la Sagrada Escritura –el mensaje de Cristo– es una guía segura para poner fundamentos sólidos en la institución familiar. Las lecturas de hoy son una muestra diáfana de eso (Eclo 3, 3-7. 14-17a; Col 3, 12-21). En la Palabra de Dios siempre podemos encontrar la luz y la guía para las diversas situaciones de la vida.
El esfuerzo y el sacrificio no son bien valorados. Y son dos virtudes necesarias para la vida. Hoy en Evangelio (Mt 2, 13-15. 19-23) nos presenta la figura de San José que hizo acopio de fortaleza de espíritu para proteger a su familia. Esos mismos valores recibió Jesús. Y esos mismos valores necesita la humanidad.
Hoy solemnidad de la Sagrada Familia es una ocasión maravillosa para recordar que la familia es la primera Iglesia, la primera escuela y el lugar donde se forjan los hombres y mujeres del futuro. Los valores familiares serán el fundamento de la formación futura. Orar por tu familia es una actividad que no debe desaparecer jamás.
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