Un momento especial de encuentro con Jesús

Cuando estamos bien y gozamos de buena salud nos vemos perpetuamente tentados de olvidarnos de nuestro Señor Jesucristo o, al menos, no tenerlo tan presente como en otras ocasiones. Pero cuando estamos enfermos o nos encontramos en una situación adversa la situación cambia dramáticamente

Cuando estamos bien y sanos podemos tener en control muchas de las situaciones de nuestra vida; pero en la adversidad, cuando no contamos con recursos económicos o recursos materiales, cuando no tenemos fuerzas o no tenemos control de las cosas que nos pasan en nuestro organismo, nos sentimos completamente vulnerables. La sensación de indefensión es grande. Y esa es la lo que quiere trasmitir el autor del libro de Job como escuchamos en la primera lectura (Jb 7, 1-4. 6-7).

El pasaje del Evangelio que escuchamos en nuestra Santa Misa de hoy (Mc 1, 29-39) nos narra diversas situaciones de nuestro Señor Jesucristo con los enfermos. En primer lugar, sana a la suegra de Pedro y, posteriormente, a muchos otros enfermos que se agolparon a la puerta de la casa donde se quedaba el Maestro. Y el Señor los sanó.

En la adversidad y en enfermedad podemos identificar unos momentos especiales para el encuentro con Cristo. De hecho, los seres humanos tratan de encontrar un sentido a las diversas situaciones de su vida. La sola voz humana no puede dar una razón satisfactoria mientras que la palabra de Cristo no solo nos ayuda a encontrar un sentido al momento presente, sino también llena en el corazón de esperanza para el futuro.

Esta es la razón por la cual todos debemos procurar que nuestros amigos y parientes que se encuentran enfermos reciban la oportuna asistencia espiritual. De igual manera, la mejor ayuda que podemos darle a nuestros hermanos que pasan por una situación difícil es procurar que tengan un encuentro con Cristo Jesús que les dé un sentido a su vida y fortalezca sus corazones con la esperanza que nace de la fe.

Dice el pasaje del Evangelio que muchísimas personas buscaban al Señor. Y entonces Jesús toma la decisión de irse de ese lugar e ir a predicar a los pueblos vecinos. Podríamos preguntarnos, justamente, por qué el Señor decide irse cuando la gente comenzaba a buscarle. Y la respuesta puede ser la siguiente: esas personas buscaban al Maestro de manera interesada, no por las razones correctas. Querían un favor para ellos, pero no les interesaba Cristo Jesús.

No lo olvides: a nuestros hermanos enfermos o en dificultad, lo mejor que podemos hacer por ellos es que se encuentren con Cristo. Bendiciones para todos.

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