Nuestra disposición es todo lo que Jesús necesita

 

El Evangelio de nuestra Santa Misa de hoy (Mt 13, 1-23) nos presenta una parábola del Señor a la cual el Maestro da el significado preciso. Se trata de la parábola del sembrador. Jesús identifica quién es el sembrador, qué cosa es la semilla y cuáles son los significados que tienen los diferentes tipos de campo.

La reflexión que hoy quiero compartir se refiere a qué cosa tienen en común los diferentes tipos de terreno a los que llega la Palabra.

El Maestro se sirve de cuatro imágenes: el camino (normalmente un terreno duro porque ha sido pisoteado muchísimo tiempo); el terreno pedregoso, lleno de piedras y poca tierra; un terreno lleno de espinos, con buena superficie de tierra, pero ocupada por maleza y vegetación inservible; finalmente, tierra buena, la que está libre de piedras grandes y de malezas. A cada terreno, el Maestro da un significado existencial.

El camino es la imagen del hombre que no hace ningún tipo de esfuerzo por comprender el mensaje de Cristo Jesús. La oye, sí; pero como no quiere encontrarle ningún tipo de aplicación a su propia vida, la desecha.

El terreno pedregoso, en cambio, es la imagen de una persona que tiene poca disciplina en su vida, que tiene buenas intenciones, pero no tiene la fuerza de voluntad necesaria para ponerla en práctica. Se revela muy contento de escuchar el mensaje de Cristo Jesús, pero esa alegría se torna pasajera porque no tiene la disposición de ponerla en práctica en su propia vida. Dice el Maestro que estas personas son tan débiles en su voluntad que cuando deben dar testimonio de su fe en Cristo Jesús se vienen abajo y ceden al mal.

El terreno lleno de espinos representa aquellos hombres que son buenos y que tienen una buena disposición para escuchar el mensaje de Cristo, pero su corazón está amarrado por el dinero y los negocios del mundo. La primera intención de su vida no es precisamente seguir a Jesucristo sino acumular riquezas, acumular fama, satisfacer su ego y perseguir proyectos personales. ¿Escucha la Palabra? Sin duda. La gran dificultad que tiene en este tipo de personas es que ahogan la Palabra de Dios en sus propias vidas porque no es importante para ellos.

Finalmente, el terreno bueno que representa aquellas personas que no sólo tienen la disposición de escuchar la Palabra de Dios, sino que también procuran entenderla y aplicarla en su propia vida. De esta manera, se convierten en testigos de Cristo Jesús porque dejan que su persona y su mensaje den fruto en su vida.

Todas estas imágenes tienen en común ser la descripción de la disposición que puede tener cada persona con respecto a la Palabra de Dios. Y si hacemos una reflexión mucho más atenta, caeremos en la cuenta de que todo lo que necesita el Señor es que tengamos una buena disposición para escuchar el mensaje, para entender el mensaje y para ponerlo en práctica en nuestra vida. Si no hacemos el esfuerzo por entenderla o por priorizar su aplicación en nuestra vida o no le damos la importancia que ella debe tener en nuestra vida como creyentes, entonces estaremos haciendo infructífera la Palabra de Dios en nuestra vida.

Todo lo que Jesús necesita es nuestra buena disposición. Que el Nuestro Señor Jesucristo nos bendiga hoy y siempre.

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