La viña del Señor
Las lecturas de la Misa de hoy nos presentan una de las imágenes usadas en la Sagrada Escritura para referirse al pueblo de Dios: la viña. En el Evangelio (Lc 21, 33-43) el Señor relata una parábola con un significado histórico y doctrinal muy profundo. Te doy unas pistas para su comprensión.
1) El dueño de la viña es Dios Padre que se ha elegido para sí un pueblo.
2) La viña es el pueblo de Israel (Is 5, 7). A este pueblo Dios le concedió muchísimos cuidados que van desde hechos milagrosos hasta enseñanzas particulares.
3) Los enviados son los profetas: recordemos que los profetas no son los que predicen el futuro, sino los que llevan un mensaje de parte de Dios. Los profetas invitaban al pueblo a ser fieles a la Voluntad de Dios, a apartarse del mal y a confiar ciegamente en Dios. Ellos no siempre fueron bien recibidos, de hecho, muchos de ellos fueron perseguidos, maltratados y asesinados.
4) El hijo del dueño es Jesús. En la parábola anuncia su pasión y muerte.
5) La decisión de “quitar el Reino de Dios” es abrir a todos los pueblos las bondades de la misericordia divina. El pueblo de Israel ya no es el destinatario único.
Muchísimos autores espirituales han recalcado que puede hacerse un paralelismo entre la historia de Israel y la historia personal de cada quien. Perfectamente podríamos identificar en nuestra vida muchísimas personas buenas que se han acercado a nosotros con una corrección, un consejo, una reprensión… y no les hemos prestado atención.
También Jesús, que nos ha sido enviado por el Padre, se hace presente en muchas ocasiones de nuestra vida: en la lectura de la Palabra, en la Santa Misa, en la dirección espiritual, en una reflexión que escuchamos… Atendamos entonces a los mensajeros y a Jesús mismo, que quiere que todos los hombres se salven.
La invitación que nos hace Jesús hoy es la de producir frutos: que lo que creemos, lo pongamos en práctica, sin buscar excusas que “justifiquen” nuestro incumplimiento. ¡A mostrar nuestra fe sin miedo!
Comentarios
Publicar un comentario