Solo dos frases...
Hoy
para la reflexión solo dos frases tomadas del Evangelio de hoy:
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«Éste
es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.» (Mt 17, 5)
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Deja
entrever el Evangelio de hoy que estas palabras tienen su origen en Dios Padre.
No puede ser más sencillo y directo. Es Jesús, Hijo Único de Dios, en quien
Dios Padre se complace. Como dice San Pablo, en Él reside la plenitud de la
Divinidad (Col. 2, 9) y por eso no tenemos mejor manera de conocer la Voluntad
de Dios que por Jesús.
Dios
Padre nos deja solo un mensaje: Escuchadlo. Queda de nuestra
parte saber regalar nuestra inteligencia y nuestra voluntad a Jesús. Para
escucharlo, acudamos a la Sagrada Escritura, en especial a los Evangelios, a la
oración, a los sacramentos y a la ayuda al necesitado. Dios nos habla siempre:
está de nosotros escucharlo.
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«Levantaos,
no temáis.» (Mt 17, 7)
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Cuando se escucha el mensaje de Jesús
solo hay dos opciones: Aceptarlo y cambiar o, por el contrario, rechazarlo.
Aceptar el mensaje de salvación implica
una lucha contra los hábitos que hemos adquirido, contra el mundo que es
adverso y contra las tentaciones del demonio. Siempre es posible que cedamos
ante el mal por debilidad. Puede ocurrir que nos sintamos mal por haber
ofendido al Señor. Y es aquí cuando debemos escuchar estas palabras de Jesús: “Levantaos,
no temáis”.
Mientras el Señor nos conceda vida nos
concede también la oportunidad de reconciliarnos con Él. No importa lo que
hayamos hecho, Jesús está siempre dispuesto a perdonarnos. Los seres humanos ponemos
muchas excusas, algunas muy malas, para lo acercarnos al perdón divino: Lo
que hice no tiene perdón, soy un pecador empedernido, para qué confesarse si voy
a volver a pecar, si entro a una iglesia los santos se caen… Son solo excusas
irracionales para no reconciliarnos con el Señor. No levantarse de la caída en
el pecado es sinónimo de rechazar a Jesús.
Este tiempo de cuaresma es un tiempo
donde la Iglesia nos invita a reflexionar sobre este particular: si es malo
pecar, Jesús es todo bondad y se muestra siempre dispuesto a la reconciliación.
Siempre nos dirá: Levántate y no temas.
Aprovecha este tiempo para vivir la reconciliación con Jesús, con Dios. No importa lo que hayas hecho, Jesús te espera.
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