TODO PARA LA GLORIA DE DIOS
En la segunda lectura de la Misa de hoy
escuchamos un pasaje de la primera carta a los corintios en donde San Pablo
resume con pluma magistral la máxima que debe dirigir el vivir del cristiano: “Todo
lo que hagan ustedes, sea comer, o beber, o cualquier otra cosa, háganlo todo
para gloria de Dios” (1Co 10, 31).
En múltiples ocasiones habremos
escuchado la frase “Reino de Dios” o “Reinado de Cristo”. Casi a diario
llamamos a Jesús El Señor. Y todas esas frases significan lo mismo: Jesús debe
reinar en nuestra vida. No sólo significa el hecho de ordenar nuestra vida
según las enseñanzas del Evangelio de Cristo Jesús, sino que también debemos
darle un valor o un sentido eterno a todo lo que hacemos.
De la misma manera que Cristo Jesús
ofreció todo lo que hacía al Padre, incluso, ofreció su propia vida a Dios
Padre por nosotros y para nuestra salvación, nosotros debemos ofrecer todo lo
que hacemos e inclusive nuestra propia vida a Dios Padre con el mismo espíritu
de Cristo. Sin reservas.
Ese “ofrecer todo lo que hacemos” al
Señor es un práctica común desde los inicios de la Iglesia. Una malentendida
autoestima lleva a dar un exagerado valor a lo que hacemos, reconduciéndolo
como si fuera mérito únicamente nuestro. Esa malentendida autoestima lleva a
que nos olvidemos de ofrecer al Señor todo lo que hacemos.
De ahí nace el ofrecimiento de obras:
cada mañana con una pequeña oración podemos y debemos ofrecer toda nuestra
jornada al Señor. Y cada vez que emprendamos una nueva actividad, la ponemos en
manos del Señor con una pequeña oración. Y debemos hacer lo que hacemos lo
mejor posible porque será un servicio a los demás, porque con ello daremos
gloria al Señor Jesús.
Así, cuando vengamos a la Santa Misa, en
el momento del ofertorio, cuando son llevadas las ofrendas al altar, pondremos
allí nuestra propia vida, nuestras intensiones, nuestros proyectos. Nos haremos
uno con el sacrificio de Jesús. Nuestra vida será Eucaristía.
No olvides: “Todo lo que hagan ustedes, sea
comer, o beber, o cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de Dios”
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