EL SENTIDO DE LA SANACIÓN



En muchas ocasiones habremos escuchado decir que existen oraciones de sanación, o celebraciones de la Santa Misa de sanación. Siempre existe el riesgo de distorsionar el auténtico sentido de la sanación.

En el imaginario de muchos fieles la palabra “sanación” significa únicamente el acto por medio del cual el Señor devuelve la salud corporal a una persona que se encuentra enferma. Aún cuando sea cierto el hecho, la sanación va mucho más allá: es recuperar la salud espiritual.

No olvides que el Señor, en mucho de sus milagros, perseguía que las personas reorientaran sus vidas a Dios Padre. Al paralítico lo primero que le dice es “tus pecados son perdonados” (Mt 9, 2) Cuando diez leprosos pidieron que los curase, solo uno, samaritano, se acercó a dar gracias. El Señor se mostró dolido. A ése le dice: “Tú fe te ha salvado” (Lc 17, 19).

Lo más importante no es la salud corporal sino la espiritual. Cuando se recuperan una y otra por la gracia del Señor Jesús, entonces podemos decir que el Señor ha sanado.

Hoy el Señor responde sencillamente a la petición de un leproso haciendo un gesto prohibido por la ley (lo tocó). Le dijo: ¡Sí quiero: Sana! Y la transformación de ese leproso fue muy superior al hecho de verse libre de oprobio de verse separado del pueblo: se convirtió en apóstol.

La lepra separaba al israelita del pueblo, de la misma manera que el pecado nos aparta de Dios. La sanación va dirigida a librar al alma del oprobio del pecado. ¡Y esa sanación solo la da Cristo Jesús!

Estamos por comenzar la Cuaresma: es un tiempo para pedirle al Señor: Si tú quieres, puedes sanarme.

Que Jesús, el Señor, te bendiga hoy y siempre.

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