Eliminar distorsiones
Nunca
antes se había hablado tanto de la familia y su importancia. De igual manera,
nunca se ha atacado a la familia como institución natural querida por Dios.
Hoy
se ataca a la institución familiar desde muchos ámbitos. El primer centro de
ataques radica en su origen: en el matrimonio. Se pretende equiparar la
institución matrimonial con caprichos depravados (uniones homosexuales) o con
uniones libres del compromiso que nace del amor (concubinatos, uniones libres,
etc). La Iglesia se ha opuesto y se opondrá en su Magisterio porque este tipo
de vida es contrario a la Voluntad originaria de Dios. La Iglesia, como
institución, no se debe a la opinión pública sino a la fidelidad a Cristo Jesús
y su mensaje de salvación.
Otro
de los enemigos que tiene la familia es la falta de criterio en la educación de
los hijos. Hoy se pretende sustraer la responsabilidad de la familia sobre la
escuela para trasladarla a otro ente meramente político. Y eso no está bien
porque la educación de los hijos es responsabilidad de la familia y no del
Estado. Por otra parte, los padres se dejan llevar por los vientos de la moda en
la educación de los hijos ignorando que las consecuencias las verán cuando ya
nada podrán hacer.
Quiero
compartir una cita que leí hace poco: “cuando oigo decir a mis amigos que
esperan que sus hijos no tengan que pasar por las estrecheces que ellos padecieron,
no estoy de acuerdo. Tales estrecheces nos hicieron lo que somos. Es posible
padecer toda clase de desventajas y una de ellas puede ser no haberse visto
obligado a luchar” (William Batten). Hoy, distorsionando completamente el
sentido de la educación, no se les enseña a los niños y jóvenes el valor del
esfuerzo por hacer lo correcto. Se impulsa la “vía fácil” destrozando todas las
virtudes que han construido las sociedades.
Tal
vez la más peligrosa amenaza que se cierne sobre la educación familiar es la de
dejar la práctica religiosa fuera de la vida familiar. Sin Dios no hay
fundamento para la moral. Sin Jesús difícilmente se puede construir una
comunidad de vida y amor que es la familia.
Hoy
hay que eliminar muchas distorsiones y volver al proyecto originario de Dios
sobre el matrimonio y la familia. Y Jesús cuenta contigo para ello.
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