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Mostrando entradas de abril, 2012

Ustedes son testigos de esto (Lc 24, 48)

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Si buscamos en el diccionario la palabra “testigo” encontraremos el siguiente significado: persona que da testimonio o que tiene conocimiento verdadero de algo. Y eso es lo que dice Jesús a sus apóstoles: Ustedes me han acompañado todo este tiempo, han visto y oído todo. Como dice San Juan: “ Les escribimos a ustedes acerca de aquello que ya existía desde el principio, de lo que hemos oído y de lo que hemos visto con nuestros propios ojos. Porque lo hemos visto y lo hemos tocado con nuestras manos. Se trata de la Palabra de vida. Esta vida se manifestó: nosotros la vimos y damos testimonio de ella, y les anunciamos a ustedes esta vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos ha manifestado. Les anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído, para que ustedes estén unidos con nosotros, como nosotros estamos unidos con Dios el Padre y con su Hijo Jesucristo ” (1Jn 1, 1-3) Testigos de Nuestro Señor Jesucristo no son sólo los Apóstoles o los discípulos que escucharon de sus propio

La Divina Misericordia

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Desde los inicios de la Iglesia de rito latino, este domingo, el segundo de Pascua de Resurrección, se llamó el domingo “ in albis ” o en blancos. La razón era ésta: En la Vigilia Pascual, los adultos de la ciudad de Roma que habían recibido la catequesis eran bautizados, recibían el sacramento de la Confirmación y hacían la Primera Comunión. En el momento del bautismo, ellos dejaban sus ropas y se vestían con una túnica blanca. Ellos llevaban esa túnica toda la semana de Pascua y el segundo domingo iban a la Iglesia de San Pancrasio y allí dejaban su ropaje blanco y se vestían con sus ropas habituales. San Pancrasio era un mártir famoso en Roma por su fidelidad. Dejaban sus ropas en esa Iglesia para pedir la intercesión de ese Santo y permanecer fieles a la fe que habían abrazado. En los últimos años, un movimiento de fieles comenzó a dedicar este domingo a la Divina Misericordia, impulsado especialmente por una religiosa llamada Faustina Kowalska, hoy declarada santa. Su Sant

“Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23, 46)

1) Composición de lugar             El Señor está consciente de que su hora de morir ha llegado. 2) Confianza y abandono La oración de Jesús, en este momento de sufrimiento —« Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu »— es un fuerte grito de confianza extrema y total en Dios. Esta oración expresa la plena consciencia de no haber sido abandonado.

“Todo está cumplido” (Jn 19,30)

1) Composición de lugar Jesús está al final de una larga agonía. 2) El grito de un vencedor Esta sexta palabra se puede traducir de muchas maneras: desde “llegué al final”, “se acabó” hasta “me quedó perfecto”. Esta palabra del Señor no es la afirmación del estudiante que espera el sonido del timbre de la última clase del viernes: “por fin se terminó esto”. No son las palabras de quien tenía ganas de llegar al final. Son el grito triunfante del vencedor.

Tengo sed

1) Composición de lugar El Señor está crucificado después de una larga noche y una cruel flagelación. Dice el Evangelista San Juan que para que se cumpliera la Escritura, el Señor dice: Tengo sed 2) El dolor y las necesidades de los hombres Todos los seres humanos padecemos el dolor y la necesidad. Es una consecuencia del pecado original. Así lo leemos en el libro del Génesis (3,17-19). Todos, en mayor o menor medida, padecemos sea en el cuerpo que en el espíritu. Ambas son duras de sobrellevar. Hay algo que es más que cierto y seguro: Dios nos hizo, sabe lo que nos ocurre. Conoce perfectamente el dolor y la necesidad real, creada o imaginaria de cada quien. Y el Señor lo sabe mejor y antes de que podamos dirigirnos a Él para pedirle.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

1) Composición del lugar Dice el Evangelio San Marcos que el Señor fue puesto en la cruz hacia las nueve de la mañana (15,25) y hacia el mediodía el Señor pronunció una frase: Eli, Eli ¿lema sabactani? Jesús invoca a Dios en hebreo, la pregunta la pronunció en arameo (que ere el idioma de uso común en la época del Señor). Los presentes creyeron que llamaba a Elías (15,35) 2) Primera impresión. La realidad es más profunda. Una primera lectura llevaría a una conclusión como esta: Jesús no es Dios puesto que lo invoca. Y así lo han interpretado muchísimos que quieren negar la divinidad de Jesús. Lamentablemente, ello es una señal del poco conocimiento de la vida del Señor y de las costumbres de los judíos piadosos.

Mujer, ahí tienes a tu hijo; ahí tienes a tu madre

1) Composición del lugar Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás y María Magdalena. Marcos dice que estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y José, y Salomé. Mateo añade la madre de los hijos del Zebedeo. No era extraña la presencia de María en Jerusalén. Ella (al igual que José y Jesús) iban siempre a Jerusalén en las fiestas religiosas. Y estaba por celebrarse en Jerusalén la Pascua judía. 2) Especial situación de las mujeres en general y de las viudas en Israel La sociedad israelita estaba fundada sobre el varón. De hecho, era el varón quien tenía el mayor cúmulo de derechos, la mujer en cambio no tenía tanta relevancia. Hoy diríamos que era una sociedad machista. Una mujer sola en Israel –históricamente, claro– si no poseía bienes de fortuna, era víctima de cualquier clase de abusos.

En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso

1) Composición del lugar Dicen los evangelios que junto al Señor crucificaron a otros dos malhechores. 2) Misma situación, diferentes actitudes La tradición da nombres a estos dos malhechores. Uno, el malo, se llama Gestas; el otro, el bueno se llama Dimas. Ambos debieron haber cometido un delito atroz para merecer una muerte tan horrible. Ambos, seguramente. Ambos se encontraban en la misma situación, sin embargo, cada uno actúa de un modo diferente.

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen

1) Composición de lugar El Señor ha terminado la vía dolorosa. Le han quitado la ropa y le han clavado en la cruz. Luego, lo alzan y siente el tirón del peso de su propio cuerpo. Dice San Marcos que el   Señor fue crucificado a las 9 de la mañana, más o menos, y todo aquel que estaba allí o pasaba por ahí, se burlaba de Él. 2) El perdón Es uno de los puntos cardinales de la ley de Cristo.

Judas es un desgraciado... pero, ¿sólo él?

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En el Evangelio de hoy escuchamos una fuerte afirmación de labios de Nuestro Señor que suena a una maldición: “ El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido ”.             Hoy vemos con horror a la persona de Judas Iscariote. De hecho, en la vida cotidiana, cuando uno se encuentra con una persona que “vende” a otra o se “echa para atrás”, se suele referirse a ese personaje como “un judas”.