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Mostrando entradas de noviembre, 2024

¿Y por qué no dispone desde ahorita?

 Hoy, junto con toda la Iglesia, celebramos la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, rey del universo. Todos los creyentes en Cristo Jesús reconocemos, como dice la Sagrada Escritura, que todo está y estará bajo su poder. Ahora, podríamos hacernos la pregunta: Si todo está bajo su poder ¿por qué no comienza a mandar desde ahorita? ¿Por qué no evita tanto mal en el mundo?  Es una pregunta válida y la respuesta correcta no siempre es del agrado de todos o es aceptada por todos. Para poder comprenderla es necesario entender dos cosas.  En primer lugar, el reinado de Cristo no es como los reinos de este mundo, como lo escuchamos en el Evangelio de Nuestra Santa Misa (Jn 18, 33b-37). El reinado de Cristo es especial: el Señor es rey de aquellos que lo aceptan como tal. Un corazón en el que no hay lugar para Cristo Jesús, no forma parte del Reino de Dios. Por eso, cuando nos encontramos con algunas personas que intentan culpar a Cristo o a Dios Padre de los males del mundo, ellos tendrán q

Vamos a resucitar

  Nosotros, los cristianos católicos, en nuestra profesión de fe, creemos firmemente como verdadero que al final de los tiempos todos hemos de resucitar. Lo recitamos en el credo cuando decimos: "creo en la resurrección de los muertos". Prácticamente, en la totalidad de las religiones existe la convicción de que hay una vida después de esta vida. Ahora, nos diferenciamos de esas religiones porque creemos, además, en el juicio final y en la resurrección para la vida futura. Básicamente, seremos quienes somos ahora, pero sin las limitaciones propias de lo material: no nos vamos a enfermar, ni tendremos hambre ni sed; tampoco nos vamos a cansar y tendremos el mayor motivo para estar felices que no es otra cosa que estar con Cristo Jesús. Ahora bien, nuestro Señor Jesucristo nos ha enseñado también que este mundo, tal cual lo conocemos, va a tener un fin. Y el final de este mundo va a coincidir con su segunda venida. El Señor se sirve del modo de hablar de su época para hac

Confiar en Dios en lo que hacemos

 Una actitud necesaria en el creyente es la confianza en Dios, especialmente cuando implica un sacrificio personal. Y las lecturas de hoy nos invitan a reflexionar sobre ese particular. En la primera lectura (1Re 17, 10-16) escuchamos como el profeta pide a una viuda en Sarepta que le dé de comer, cuando apenas ella tenía para sí y para su hijo. Ante la razonable queja de la viuda, el profeta le pide que tenga confianza en el Señor, que no la abandonará en este momento difícil. Dice el pasaje que no le faltó a la viuda la harina y el aceite suficiente para superar la hambruna de aquellos días.  En el Evangelio (Mc 12, 38-44) escuchamos como el Maestro teje una alabanza de una pobre viuda que deja una pequeña ofrenda en la alcancía del Templo de Jerusalén, pequeña a los ojos de los hombres, pero grande a los ojos de Dios. Se deja entrever, en las palabras del Señor, que esa viuda ha hecho un gran sacrificio para dejar esas pocas monedas. Ciertamente nosotros en nuestra vida nos movemos

Dios siempre primero

 Las lecturas de nuestra Santa Misa de hoy nos invitan a considerar un punto bastante descuidado en el día de hoy. Dios siempre es primero. En el Evangelio (Mc 12, 28b-34) escuchamos cómo un escriba, es decir, una persona que se dedica al estudio de la ley de Israel, se acerca al Maestro para preguntarle cuál de los mandamientos es el más importante. La pregunta tiene su razón de ser. Entonces como ahora, había personas que veían la Sagrada Escritura de modo diferente y a veces se olvidaban de lo esencial. Entre las discusiones que se daban en esa época estaban algunos que defendían la esencial igualdad de todas las prescripciones de la ley de Moisés, mientras que otros establecían la superioridad de algunas normas. No era una pregunta banal acercarse a un rabí y preguntar su opinión sobre este controvertido tema. El Maestro le contesta sensatamente, citando de la Sagrada Escritura un pasaje que servía de oración a los israelitas quienes la repetían con frecuencia durante el día. En el