Tal cual somos
Las lecturas de nuestra Santa Misa de este domingo tienen un claro mensaje: dejar la soberbia de lado. No es sana. No es buena y envenena el alma. El mundo ha ido adoptando como norma el aparecer, el destacar, el llevar una vida “plástica”. Recientemente, han ocurrido una serie de hechos y algún que otro estudio que demuestran que el fenómeno de las redes sociales ha exacerbado la voluntad de aparentar una vida inexistente ante los demás. Al mismo tiempo, se vuelve noticia el que una persona humilde (objeto de burlas de otros, inclusive) aprovechando una oportunidad logra el reconocimiento y el éxito a los ojos del mundo. También ha aparecido un concepto llamado “karma” según el cual el soberbio o fanfarrón recibe una lección a los ojos de todo el mundo. Todo esto es una señal inequívoca que el mundo sufre de un vacío de valores, de virtudes, de Dios. Hoy en la primera lectura ( Eclo 3,17-18.20.28-29) , el sabio aconseja dejar de lado el orgu