Pentecostés: La mano del Pintor


Cuentan que en una ocasión alguien fue a visitar un pintor y se fijó que en su taller tenía una variedad de pinceles. Entre los pinceles, había algunos que parecían deformes o tenían defectos. El curioso visitante le hizo la observación al maestro y le sugirió que desechase esos pinceles que no servían para nada y ocupaban espacio en su taller.

El maestro, con paciencia, le explica a su visita que esos pinceles que llamaba deformes o defectuosos los usa también. Esos pinceles les proporciona unos trazos únicos que, realizados en un cuadro, lo convierten en arte.
Algo similar ocurre en la Iglesia. Todos los que hemos recibido el sacramento del bautismo hemos recibido la condición de hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Tenemos la misma dignidad a los ojos de Dios. Sin embargo, no todos somos iguales. Cada uno de nosotros posee una historia distinta, unas virtudes y potencialidades diferentes.
No obstante siendo diferentes, todos ayudamos a la construcción de la Iglesia. Lo único que hace falta es que nos dejemos guiar por la mano del pintor, es decir, por el Espíritu Santo. Ya escuchamos a Pablo enseñando esto: “Porque, así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo”.
Lo único que Dios espera en este particular es que seamos dóciles a su Espíritu. Él, con sus dones y su inspiración, nos guía para nuestra santificación personal y para crecimiento de la Iglesia. Son muchas las actitudes las que impiden que el Espíritu actúe: el miedo al fracaso y a la crítica, la desesperanza, la falta de confianza en el poder de Dios, la exagerada confianza en nuestras propias capacidades, el temor a salir de nuestra zona de confort, etc. Todo ello indica un poco disposición a dejarse guiar por el Espíritu.
Si has recibido el sacramento de la Confirmación, entonces has recibido esos dones. Deja que el Espíritu se mueva en tu corazón para gloria de Dios y crecimiento de la Iglesia. Así haremos un nuevo Pentecostés en nuestra vida y en nuestra comunidad.
¡Feliz Pentecostés y que Dios te bendiga!

Comentarios

  1. Si el espíritu Santo nos guía todo mundo debemos dejarnos guiar por Dios a pesar de todo nosotros necesitamos de Dios Dios no nos den la cita nosotros

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