La Epifanía del Señor
La Iglesia
celebra este domingo la decisión libre del Señor de darse a conocer –manifestarse– a todos los pueblos. Y eso
significa epifanía: manifestación.
Son muchas las
reflexiones que podríamos hacer hoy, partiendo de las lecturas de la Misa. Hoy
te dejaré dos, tomadas de evangelio de hoy:
Los
reyes no eran judíos ni creyentes en el Dios verdadero. Sin
embargo, tenían el mérito de buscar con sinceridad la verdad sea cual fuere. Y
se encontraron con la verdad: Cristo Jesús. En la ciencia que Dios les concedió
conocer, llegaron a la convicción cierta de que el Niño que había nacido era
Dios, hombre y rey verdaderos. Y comprometieron su vida: salieron de sus
hogares a buscarlo y llevarle unos obsequios de reconocimiento. De ellos
debemos aprender el compromiso con la verdad –Cristo Jesús– empeñando en ello nuestra propia vida.
Herodes
conoció la verdad (sus sabios se lo dijeron) pero no se comprometió con ella;
prefirió el mal antes que a Cristo Jesús. Nosotros los
venezolanos somos muy amigos de utilizar imágenes bíblicas para marcar a las
personas: a los que son vendidos y traidores se les llama Judas, a las que
lloran las llaman Magdalenas; si hay tres amigas muy unidas las llaman “las
tres Marías”. Siendo un poco más honestos moralmente, muchos podrían ser
identificados con Herodes: conocen la verdad que los libera pero no se
comprometen con ella. Les da miedo abandonar lo que hasta entonces es su modo
de vivir. En palabras del Papa Francisco, “prefieren la cebolla y el ajo de la
esclavitud en lugar del pan de la libertad”. Hoy hay personas que no solo no
aceptan el mensaje de liberación, sino que se comprometen con una vida alejada
de Dios: tal como Herodes. No quería saber para ir a adorar al Niño. Quería
matarlo porque significaba un peligro para su modo de vivir. Y vaya que quería
matarlo: mandó a matar a todos los niños menores de dos años.
Son dos
actitudes diferentes con respecto a la Verdad (Cristo Jesús) que interpelan a
todos los creyentes. ¿Cuál es nuestro compromiso con la Verdad que nos libera?
¿Empeño mi vida por Cristo o todavía me da miedo abandonar mi modo de vivir
alejado de Dios?
Que Jesús, el
Señor que se ha manifestado a todos los pueblos, nos bendiga hoy y siempre.
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