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Mostrando entradas de diciembre, 2022

Lo que podemos aprender de la Madre de Dios

Hoy para la inmensa mayoría de las personas se celebra el año nuevo. Esa inmensa mayoría olvida que hoy es una fiesta de la Virgen, la primera de todas: Santa María Madre de Dios. Esta solemnidad tiene su origen en la proclamación del dogma de la maternidad de María, en el Concilio de Éfeso del año 431. Durante muchísimos siglos esta fiesta se celebraba el 11 de octubre, fecha de la proclamación solemne de Santa María Madre de Dios. En el año 1969 esta fiesta fue trasladada al 1º de enero, justo ocho días después del nacimiento del Señor. Y la razón es sencilla: en el pueblo de Israel los varones debían ser circuncidados a los ocho días de haber nacido. A partir de ese momento, el niño pasaba a formar parte del pueblo de Israel y sus padres le imponían el nombre que habían elegido. Y eso lo escuchamos en el Evangelio de hoy (Lc 2, 16-21): Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera

La Navidad, su verdadero significado...

En muchísimos programas de televisión que tratan el tema de la Navidad solemos encontrar alguna coletilla mediante el cual el guionista o el director del programa quiere transmitir lo que entiende como “el verdadero significado de la Navidad”. En algunas ocasiones el mensaje se centra en el compartir. En otras ocasiones el mensaje está en ayudar a la persona necesitada. En la inmensa mayoría el sentido o el significado de la Navidad descansa en el hecho de poder sentarse toda la familia a celebrar compartiendo una comida o cantando canciones. No cabe duda que todos esos significados son muy bonitos, pero ninguno de ellos es el verdadero significado de la Navidad. Ha habido un plan sistemático para vaciar de sentido original a la Navidad. Se han inventado historias y personajes, se han construido costumbres inicialmente con buena intención pero que después se han ido transformando en otras cosas que no tienen ningún tipo de contenido religioso. La política en muchos países ha ido en

Evitar a toda costa la hipocresía religiosa

 Las lecturas de la Misa de hoy como siempre tienen una riqueza particular. Sea la primera lectura que el Evangelio hablan de la profecía sobre el Mesías y su cumplimiento. Sin embargo, ambas lecturas suponen también una invitación a evitar la hipocresía religiosa que es también un peligro que podemos correr en este tiempo de Navidad. Ajaz, rey de Judá, fue un rey muy malo. Dice la Biblia que “sus hechos no fueron rectos a los ojos del Señor, su Dios” (2Re 16, 2). Al ver su reino en peligro, no dudó el profanar el Templo de Jerusalén saqueando todos los utensilios de oro y plata para ofrecerlo como un presente al rey de Asiria para que lo ayudara en la guerra (2Re 16, 7 – 8). Ese es el rey a quien se dirige el profeta en la primera lectura (Is 7, 10-14). A pesar de ser un rey malo e idólatra, Dios le ofrece la oportunidad de volver a Él y confiar en su providencia. El profeta le dice que pida una señal, y el rey –todo un caradura– le dice que no quiere tentar al Señor. Y de ahí el recl

Mirar al futuro con confianza

  Las lecturas del Evangelio de hoy nos ofrecen unos contenidos muy profundos de los que cada quien puede obtener reflexiones de mucho provecho. No obstante, quiero compartir contigo dos ideas. La primera lectura de nuestra Santa Misa (Is 35, 1-6a. 10) nos invita a hacer nuestra la esperanza cristiana en la victoria definitiva de Cristo Jesús. El profeta anuncia a Israel que las dificultades del tiempo presente son pasajeras y que el alma del creyente debe confiar en que el Señor pagará con creces la fidelidad: Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con cánticos de júbilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado . Esa es la certeza que acompaña a los creyentes en Cristo Jesús. Nosotros tenemos la conciencia de que esta vida no es ni será perfecta, sino que estará llena de adversidades y dificultades junto con momentos de gozo y alegría. Ahora bien, esa esperanza cristiana, para poder se

Poner la casa en orden

El domingo pasado iniciamos el camino del Adviento. No está de más recordar que este tiempo está marcado por diversos mensajes: recordamos la próxima venida del Señor, preparamos nuestra alma para celebrar una vez más el nacimiento del Jesús y para ello, hemos de hacer un profundo examen de nuestra vida y ver qué cosas resultan un obstáculo para que el Señor habite en mí, forme parte de mi vida. El pasaje del Evangelio nos presenta a la persona de Juan el Bautista y condensa su mensaje en una llamada a cambiar de vida. El evangelista da testimonio de que Juan fue el enviado para anunciar la presencia inminente del mesías en el pueblo de Dios. Y para ello el profeta, es decir, Juan el Bautista, invita al pueblo a poner orden: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos. No es un secreto para nadie que podemos distraernos del seguimiento a nuestro Señor Jesucristo. De hecho, es una tentación constante el juzgar que hay situaciones que pueden anteponerse a Cristo Jesús. De al