Lo que podemos aprender de la Madre de Dios
Hoy para la inmensa mayoría de las personas se celebra el año nuevo. Esa inmensa mayoría olvida que hoy es una fiesta de la Virgen, la primera de todas: Santa María Madre de Dios. Esta solemnidad tiene su origen en la proclamación del dogma de la maternidad de María, en el Concilio de Éfeso del año 431. Durante muchísimos siglos esta fiesta se celebraba el 11 de octubre, fecha de la proclamación solemne de Santa María Madre de Dios. En el año 1969 esta fiesta fue trasladada al 1º de enero, justo ocho días después del nacimiento del Señor. Y la razón es sencilla: en el pueblo de Israel los varones debían ser circuncidados a los ocho días de haber nacido. A partir de ese momento, el niño pasaba a formar parte del pueblo de Israel y sus padres le imponían el nombre que habían elegido. Y eso lo escuchamos en el Evangelio de hoy (Lc 2, 16-21): Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera