Los pies en la tierra y el corazón en el cielo

1️⃣ En las lecturas de la Santa Misa de hoy escuchamos unas reflexiones sobre nuestra actitud hacia las cosas materiales.

2️⃣ En la primera lectura (Qoh 1, 2; 2, 21-23) escuchamos una reflexión sapiencial sobre los bienes que son objeto del afán de una persona. El autor hace saber que la naturaleza misma de las cosas materiales implica que no podemos hacer uso de ellas después que termine nuestra existencia sobre la Tierra. Por eso dice que amasar riquezas sin sentido es una auténtica vaciedad.

3️⃣ En la segunda lectura (Col 3, 1-5. 9-11), escuchamos como San Pablo afirma que una consecuencia de haber puesto nuestra fe en Cristo Jesús es la de dar una importancia relativa a las cosas de este mundo. No dice que no sean importantes sino que no deben ser el objeto principal de nuestra vida. _"Puesto que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios"._

4️⃣ De igual manera San Pablo alerta sobre el aficionarse a las cosas materiales. Eso es avaricia: afán desmedido de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas. Cuando una persona pone como el centro de su vida las cosas materiales, en realidad las convierte en su dios personal. Por eso es que San Pablo afirma que la avaricia es una forma de idolatría.

5️⃣ En el evangelio (Lc 12, 13-21) escuchamos como el Señor, a partir de una petición extraña, aprovecha para dejarnos una enseñanza particular: como creyentes hemos de preocuparnos más por llenar nuestro corazón con riquezas que nos valgan para la vida eterna que poner como objeto central de nuestra vida acumular riquezas. Lo que nosotros hayamos podido acumular aquí no podremos llevarnoslo para la otra vida. El Papa Francisco utiliza una metáfora muy jocosa: _"nunca he visto un camión de mudanza detrás de un cortejo fúnebre"._

6️⃣ Por otra parte, también podremos reflexionar sobre la urgencia que debemos tener cada uno de nosotros por tener nuestra alma bien preparada. Efectivamente, ninguno de nosotros puede decir que vivirá hasta una determinada edad porque nuestra vida es frágil y absolutamente contingente.

7️⃣ Consideremos pues esto: ni el dinero ni los bienes materiales pueden ser el centro de la vida de un creyente. La avaricia es una forma de idolatría. Las cosas materiales tienen un valor relativo: son necesarios para nuestra vida sobre la tierra pero nunca lo más importante. Lo más importante para un creyente en Cristo Jesús y la vida eterna.

🙏🏻 Que Jesús nos bendiga hoy y siempre.

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