El bautismo de Juan

 Hoy celebramos con toda la Iglesia la fiesta del bautismo del Señor, en el Jordán, por Juan el Bautista.

En el Evangelio de hoy (Lc 3, 15-16) escuchamos cómo Juan da cuenta de la misión que el Señor le ha encomendado: bautizar con agua, como una señal de conversión. Esa conversión es el requisito para poder reconocer y aceptar al Salvador, Cristo Jesús.

Algo que debemos recuperar en la comunidad de creyentes es el orden o itinerario para la iniciación cristiana, para aceptar a Jesucristo como Salvador y Señor. Y el primer paso necesario es la conversión: alejarse del mal y volverse a Dios. Sin este requisito, el sacramento del bautismo no produce los efectos a los que nos impulsa la gracia de Dios.

El ministerio de Juan comenzó de esa manera: “Conviértanse porque el Reino de Dios está cerca” (Mt 3, 2). Cuando nuestro Señor comenzó su predicación lo hizo también con una invitación a la conversión: “El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y acepten el Evangelio” (Mc 1, 15). San Pedro, en el día de Pentecostés, hizo un discurso lleno de unción del Espíritu Santo, al terminar le preguntaron a los Apóstoles: “Hermanos, ¿qué debemos hacer? Pedro les contestó: “Conviértanse y bautícense cada uno en el nombre de Jesucristo” (Hech 2, 38).

El bautismo tiene un contenido esencialmente religioso. Significa la iniciación en la vida de la fe de una persona. Es por eso que a las personas adultas la Iglesia les pide, antes de recibir el bautismo, que den señales de arrepentimiento y conversión. Del mismo modo, cuando los padres piden el bautismo para sus hijos, ellos deben ser conscientes de que es un acto religioso y que su primera preparación ha de ser esencialmente religiosa.

Durante muchísimos años, la Iglesia ha sido condescendiente por lo que refiere la administración del bautismo. Es necesario que recobremos un nivel de exigencia suficiente y necesario para que los fieles vuelvan a recuperar el sentido religioso del bautismo y no se queden en el solo aspecto festivo.

Desde hace unos cuantos años la Iglesia en Venezuela ha propuesto como una de sus acciones pastorales futuras el que todos los fieles hagan el “catecumenado posbautismal” que no es otra cosa que recorrer el itinerario de iniciación a la vida cristiana ya como adultos y personas conscientes. Es una suerte de bautismo de Juan del siglo 21: Todos los judíos en la época del Señor conocían el mensaje de los profetas y aún así atendieron al llamado de Juan para poder aceptar a Jesucristo. Y el primer paso, necesario por demás, es la conversión.

Que esta fiesta del bautismo del Señor sea una invitación a recorrer el itinerario para el encuentro con Cristo que comienza con la conversión. Esta es siempre la mejor manera de renovar la gracia recibida en el Sacramento del bautismo. Que Dios nos bendiga.


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