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Mostrando entradas de febrero, 2024

La obediencia de la fe

 Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Obedecer ( ob-audire ) en la fe es someterse libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios, la Verdad misma. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura” (n. 144). Después de escuchar la primera lectura (Gen 22, 1-2. 9a 10-13. 15. 18-19) no nos puede quedar duda de la fe y la disponibilidad de cumplir la Voluntad de Dios de Abraham, no importa cuán dura pueda ser. La obediencia de la fe no es solo un acto intelectual: creer. Es sobre todo una disposición del alma de comprender la Voluntad de Dios y ponerla en práctica. Y lo propio de la obediencia de la fe es la escucha. El creyente se muestra abierto y disponible para encontrar la Palabra de Dios y comprenderla, para luego ponerla en práctica. La actitud propia del discípulo es la escucha atenta (Is 50, 4). En el Documento de Aparecida, los Obispos de América Latina nos invitan a fortalecer la disposición de escuchar al Maestr

El compromiso de vivir con una buena conciencia ante Dios

 Las lecturas de nuestra Santa Misa de hoy giran en torno a dos temas. El primero es el tema del bautismo y el compromiso que genera en quienes lo recibimos. El segundo tema tiene que ver con las tentaciones de Jesús en el desierto. Y aunque pareciera no tener relación una con la otra, en realidad, están estrechamente unidas. En la segunda lectura tomada de la primera carta del Apóstol San Pedro (3, 18 – 22), el primer papa nos recuerda que es el poder de la resurrección de Cristo el que nos concede la salvación. Y el Señor ha querido hacernos partícipes de esa dinámica de salvación con la recepción del sacramento del bautismo. El apóstol refiere el relato del diluvio universal cuya referencia escuchamos en la primera lectura (Gen 9, 8 – 15) afirmando que era figura del bautismo. En esta ocasión, el apóstol va más allá de la simple purificación de nuestros pecados. Indica la consecuencia que debe tener en la vida de quienes hemos recibido el bautismo: El compromiso de vivir con una bue

La alegoría de la lepra

 Una alegoría es un relato de un hecho o historia al que se le da un significado especial. Se dice entonces que en una alegoría hay un sentido recto y un sentido figurado. En la Sagrada Escritura hay un gran número de alegorías. Y hoy estamos en presencia de una. En Israel había una normativa muy estricta sobre la lepra, como escuchamos en la primera lectura de nuestra Santa Misa (Lv 13, 1-2. 44-46). Cualquier persona que tuviese un eccema en la piel debía acudir a los sacerdotes para que emitieran su juicio. Si el sacerdote dictaminaba que se trataba de lepra, cambiaba totalmente la vida de esa persona. A partir de ese momento era declarado impuro y debía irse de la ciudad o pueblo para vivir apartado. Debía cubrirse completamente y si tenía que acudir al pueblo, debía anunciar a gritos que era impuro. Si se veía libre de la lepra, entonces, debía ofrecer un sacrificio y para ello debía buscar a un sacerdote. No fue difícil para los primeros escritores cristianos establecer una simili

Un momento especial de encuentro con Jesús

Cuando estamos bien y gozamos de buena salud nos vemos perpetuamente tentados de olvidarnos de nuestro Señor Jesucristo o, al menos, no tenerlo tan presente como en otras ocasiones. Pero cuando estamos enfermos o nos encontramos en una situación adversa la situación cambia dramáticamente Cuando estamos bien y sanos podemos tener en control muchas de las situaciones de nuestra vida; pero en la adversidad, cuando no contamos con recursos económicos o recursos materiales, cuando no tenemos fuerzas o no tenemos control de las cosas que nos pasan en nuestro organismo, nos sentimos completamente vulnerables. La sensación de indefensión es grande. Y esa es la lo que quiere trasmitir el autor del libro de Job como escuchamos en la primera lectura (Jb 7, 1-4. 6-7). El pasaje del Evangelio que escuchamos en nuestra Santa Misa de hoy (Mc 1, 29-39) nos narra diversas situaciones de nuestro Señor Jesucristo con los enfermos. En primer lugar, sana a la suegra de Pedro y, posteriormente, a muchos otr