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Mostrando entradas de mayo, 2022

A la derecha del Padre

Hoy nos unimos a toda la Iglesia en la Solemnidad de la Ascensión del Señor. Es la verdad de fe que profesamos en el Credo: “Subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre”. Es el acontecimiento que pone fin al peregrinar terreno de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra. De este hecho histórico podemos sacar dos consecuencias prácticas para nuestra vida. Con la Ascensión nace en los creyentes la certeza de que tenemos el intercesor más poderoso ante el Padre: el mismo Jesús, Dios y hombre verdadero. Con su condición humana y divina es el mediador perfecto entre Dios y los hombres. Todas nuestras preocupaciones, sueños, proyectos… podemos ponerlas en manos del Señor para que las presente al Padre en nuestro favor. Esa intercesión será posible si hacemos al Señor parte de nuestras preocupaciones, sueños y proyectos. Es importante que el creyente purifique su intensión y tenga presente que Jesús no es un gestor ante el Padre. Es un mediador, es alguien en quien confiamos y que e

Acude al que sabe cómo hacer

 El comportamiento ordinario era, hasta no hace mucho, que cuando alguien no sabía cómo hacer algo, acudía a una persona que sí sabía. Hoy, ese comportamiento natural se ha visto trastocado cuando se introducen otras variables que no tienen nada que ver con el proceso de aprendizaje en la propia vida. Efectivamente, hoy la sociedad moderna inculca un modo de vivir un poco extraño: la autoestima exagerada, la exigencia de un respeto absurdo por las opiniones irracionales o hasta ilógicas y, la peor de todas, la búsqueda de un tutorial por las redes sociales. El gran problema es que ese camino lleva a que las personas vayan construyendo sus vidas sobre ideas que no son sólidas y en muchos casos, falsas. El asunto es que ese modo de vivir, tarde o temprano, lleva a una sociedad a la ruina. Lo mismo puede pasar en la vida cristiana y en la vida de la Iglesia. Si en lugar de dejarnos guiar por el que sabe, nos guiamos por cuanto vociferador aparece, caminamos hacia nuestra propia ruina espi

El gesto de amor más excelso

Hoy escuchamos en el Evangelio el mandamiento del amor: “ Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos ” Ya hemos reflexionado en otras ocasiones qué cosa es amor: La búsqueda del bien del otro de manera desinteresada. No existe amor si el bien que se hace es por interés, con el objeto de esperar algo a cambio. Casi siempre, y es un defecto grave de nuestra Iglesia, se interpreta este mandamiento del amor exclusivamente de manera “horinzontal”: ayudar al necesitado. También suele interpretarse como una especie de tolerancia que pone a prueba los límites de la paciencia cristiana. Pero se deja de lado tal vez la forma más perfecta de amar: acercar a los demás a Jesucristo. No es difícil entenderlo. Si amar es procurar el bien para los demás, no hay bien más grande que Jesús. Acercar a Jesús a los demás para que tengan un encuentro con Él es el gesto mayor de amor: los acercamos a la