El padre misericordioso
Hay quien ha dicho que esta parábola es la mejor de todas que nos ha dejado el Señor. Aún cuando eso es discutible, nadie puede negar la belleza de esta enseñanza que Jesús nos ha dejado. Si bien el Señor había dirigido esta historia para los líderes religiosos del pueblo de Israel, la grandeza de la sabiduría del Señor es tal que podemos aplicarla a nuestra vida personal. Aún así, hay muchísimos elementos sobre los cuales reflexionar. Pensemos por ejemplo en la actitud del hijo menor: Quiere todo para disfrutarlo ahora. No piensa en el futuro. Está convencido que solo debe dedicarse al momento presente: fiesta, placeres, desorden, desenfreno. No importa el mañana. ¿Qué pasa en la mente del pecador que se olvida que está llamado a la felicidad eterna? No piensa en el futuro, no piensa en la vida eterna. El mismo momento psicológico que pasa el hijo menor, lo pasa cualquier cristiano que, por debilidad o maldad, ofende al Se