EL COMPROMISO DE VIVIR CON UNA BUENA CONCIENCIA ANTE DIOS
En la segunda lectura de la Santa Misa de hoy san Pablo cita el diluvio universal, cuyo final escuchamos en la primera lectura. San Pablo se refiere al agua del diluvio como “ figura del bautismo, que ahora los salva a ustedes ”. Al mismo tiempo, el Apóstol se refiere al significado del bautismo: “ no consiste en quitar la inmundicia corporal, sino en el compromiso de vivir con una buena conciencia ante Dios ”. El bautismo, hecho importante en la vida de cada uno de nosotros, marca un final y un inicio. Marca el final de una vida separada de Dios, donde dominaban otros criterios mundanos, donde reinaba el egoísmo, la avaricia, la lujuria. Marca el final de una vida encadenada, dominada por el pecado, de alegrías pasajeras. El bautismo marca un inicio: de una vida vivida rectamente delante de Dios, de saber y tener al Señor presente en todo momento, de hacer todo para la gloria de Dios. Marca una vida de liberación y de salvación, de felicidad plena. Probablemente muchos po