LA APARIENCIA SIRVE DE POCO…
El Justo Juez. Este título se lo da San Pablo a Jesús, y ya los israelitas se lo daban a Yahweh. Es uno de los tantos atributos de la divinidad: o El Señor no se deja impresionar por las apariencias. o El Señor premiará los esfuerzos de cada quien. o El Señor escucha la oración del hombre justo. o El Señor ve el corazón de todos. Sabe lo qua hay en el corazón del hombre, hasta los pensamientos más profundos. Todas estas afirmaciones las hemos escuchado en las lecturas de hoy. No debe caber ninguna duda de que el Señor Nuestro Jesucristo es un justo juez. Los seres humanos normalmente nos dejamos llevar por las apariencias, y eso no es malo. Nadie compraría una fruta de mal aspecto con el argumento de que por dentro probablemente esté bueno. Lo malo del ser humano es, cuando al juzgar a otras personas, las apariencias influyen en nuestra decisión. Es triste pero debemos afirmarlo: nuestra sociedad ha perdido el norte en lo qu