Mala cosa es el egoísmo
El Evangelio nos describe a un hombre que no supo sacar provecho de sus bienes. En vez de ganarse con ellos el cielo, lo perdió para siempre. Se trata de un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día . Mientras que muy cerca de él, a su puerta, estaba echado un mendigo, Lázaro, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico . Y hasta los perros le lamían sus llagas. La descripción que nos hace el Señor en esta parábola tiene fuertes contrastes: gran abundancia de unos, extrema necesidad de otros. De los bienes en sí no se dice nada. El Señor hace notar el empleo que se hace de ellos: vestidos extremadamente lujosos y banquetes diarios. A Lázaro, ni siquiera le llegan las sobras. Los bienes del rico no habían sido adquiridos de modo fraudulento; ni éste tiene la culpa de la pobreza de Lázaro, al menos directamente: no se aprovechó de su miseria para explotarlo. Tiene, sin embargo, un marcad